Mientras que lentamente vuelve la gente de vacaciones, los mercados bursátiles tienden a ver un aumento en la volatilidad. Esto se debe a que, para la inversión activa, la volatilidad a menudo se traduce en oportunidad.
Vamos a poner un poco en perspectiva este escenario, un aumento típico de la volatilidad en los meses de otoño y cómo podemos aprovecharnos de ellos para sacar partido.
Aún no tengo claro cuándo caerán las temperaturas, el calor de las hojas de los árboles o que se produzca una mala resaca post-verano en parte de los inversores que cause un aumento de la volatilidad en los meses de otoño.
Siendo sinceros, no me importa cuál sea la causa. Desde la perspectiva de los traders, damos la bienvenida a la acentuada volatilidad ya que sólo pretendemos sacar partido de ella.
Ahora que lo pienso, si se supone que hay que "vender en mayo y largarse", ¿esto no implica que uno debe comprar de nuevo en septiembre? ¿Y eso no debería causar una menor volatilidad, en vez de más?
De todos modos y de cualquier manera, la lógica no siempre tiene que trabajar en los mercados, por lo que vamos a centrarnos en la acción del precio.
Lo primero de todo y para ser claros, sólo porque septiembre está a la vuelta de la esquina no significa que los traders deban volcar ciegamente todas sus posiciones largas o estar completamente cegados por las posiciones cortas en el mercado.
Como muchas cosas en la vida, el factor estacional suele influir en la volatilidad, pero raramente se produce de forma exacta año tras año.
Los traders e inversores en acciones miden la volatilidad de varias formas, una de ellas se realiza usando el llamado Rango Medio Verdadero (ATR), que mide la media diaria de los movimientos en cualquier mercado dado.
En el gráfico multianual del S&P 500 que se muestra a continuación, podemos observar en el círculo azul destacado el resultado del cálculo del Rango Medio Verdadero. El gráfico sólo muestra cinco años atrás, pero podemos ver que durante este periodo hubo una tendencia alcista de la lectura del ATR durante los meses de otoño cada año, excepto en 2010.
Otra forma de medir la volatilidad sería mediante el índice Volatility S&P 500 que mide la volatilidad implícita de opciones negociadas en un índice, en este caso de los valores del S&P 500.
En el gráfico de más abajo, cabe destacar que durante los últimos cinco años, en los que se ha visto un notable mercado alcista en las acciones, hubo golpes en la volatilidad implícita cada vez, excepto para 2010.
Como trader y gestor de fondos, durante años he aprendido que siempre es importante estar abierto a cualquier escenario de juego en los mercados, particularmente, en los meses de septiembre a noviembre.
Por lo que, de cara a la próxima semana, cuando los vientos de otoño comiencen a sentirse, buscaríamos aprovecharnos de la incertidumbre y el potencial retorno que ofrece esta mayor volatilidad.
Debemos sacar partido a la libertad que tenemos como Traders, pero siempre respetando nuestro propio sistema y, más importante aún, no hay que ser complacientes con una serie de operaciones exitosas.