¿Es tan raro vender algo sin tenerlo? Aunque parezca mentira, es algo bastante más común de lo que parece y no solo sucede en el mercado bursátil. Cuando asistes a un concesionario a comprar un coche nuevo, por lo general lo encargas sobre un catálogo, lo pagas y en unos meses te lo traen. ¿Pero que hay detrás de esta operación? El concesionario realmente no tiene tu coche, ya que se ha de fabricar, además el concesionario una vez que tu has realizado el pedido en firme, ellos se lo compran a fabrica, para poder entregártelo a ti.
La mayoría de productos u objetos que compras a través de un catalogo en una tienda, sucede exactamente la misma operación.
Otro ejemplo muy común son las compras por Internet. La mayoría de las webs que venden productos lo realizan a través de una técnica que se llama “Dropshipping”. Es decir, los productos que te ofrecen, no son propios, no los tienen en stock. Una vez que el cliente ha realizado su pedido ellos lo comprar al dueño o su web directamente esta enlazada con la del propietario. De tal manera que simplemente son meros intermediarios que venden algo sin tenerlo a un precio superior al real, para que al comprarlo ganen la diferencia.
Es decir, tanto el concesionario como las ventas por catálogo o las páginas web mencionadas, ganan dinero vendiendo algo que no tienen y para poder cerrar dicha operación, debe realizar una compra.
En bolsa hay exactamente la misma oportunidad, se puede vender un activo (acciones, divisas, índices, materias primas, etc.) sin tenerlo, con la condición de que se debe comprar para cerrar la operación. Este tipo de operaciones se realizan para aprovechar la debilidad del mercado, es decir, las bajadas.
La mayoría de la gente esta acostumbrada a invertir con el famoso “Buy and Hold” (comprar y mantener), esperando a que el precio tarde o temprano suba por encima de su precio de compra. Pero, ¿y si el mercado cae constantemente? La técnica de comprar y mantener ya no sirve.
Los inversores no deben de intentar adivinar el futuro movimiento del mercado, sino adaptarse a sus movimientos. Para ello, se debe utilizar las herramientas financieras que mejor permitan hacerlo. Si la intención es intentar aprovechar las caídas, se pueden usar los CFD (contratos por diferencia), que dan la posibilidad de invertir en ambos sentidos del mercado. De ahí que ponerse largos supone comprar algo en propiedad esperando un alza del mercado, y ponerse corto supone invertir esperando que el mercado baje.
Un consejo muy útil suele ser el tomar los movimientos del mercado como termómetro del sentimiento inversor, una vez identificado ese movimiento adaptarnos a él, ya sea comprando algo en propiedad, o vendiendo algo que no tenemos.