El nuevo partido gobernante de Malasia acaba de anunciar su gabinete y podría enfrentarse a una moción de censura en dos meses. Pero el primer ministro Muhyidin Yassin tiene mayores preocupaciones que ésa: una caída anual del 45% de los precios del petróleo augura graves problemas financieros para la nación de 32 millones.
Desde las relucientes torres gemelas de 88 plantas del centro de Kuala Lumpur, que alberga la corporación petrolera nacional de Malasia, Petronas, hasta el centro de Oklahoma City, donde reside el principal perforador de petróleo de esquisto de Estados Unidos, Continental Resources (NYSE:CLR), los ejecutivos del sector petrolero mundial se preguntan lo mismo: ¿cuándo terminará este caos?
La caída del 25% de los precios del petróleo crudo del lunes—la mayor en tres décadas, engendrada por una guerra de producción y precios entre los titanes de la OPEP+ Arabia Saudí y Rusia— ha infundado temores demasiado familiares en las economías demasiado dependientes de los hidrocarburos: la tensión fiscal crónica, los sobrecostes presupuestarios y el desplome financiero.
Nueva capa de incertidumbre: Coronavirus
Si bien esas ansiedades llevan ahí la mayor parte de la última década, lo que es diferente es que las amenazas son mucho peores esta vez debido a la capa añadida de incertidumbre que plantea la epidemia de coronavirus.
"Es la tormenta perfecta para el petróleo que nadie podría haber imaginado —el colapso de la OPEP, seguido de una lucha Arabia Saudí-Rusia por la cuota de mercado y el aislamiento de ciudades de Italia y otros lugares a causa del coronavirus", ha dicho John Kilduff, socio fundador del fondo de cobertura energética de Nueva York Again Capital.
Y como dice el dicho popular, las cosas podrían empeorar antes de mejorar.
Pero, ¿empeorar cuánto? Bueno, Goldman Sachs (NYSE:GS), la voz líder de Wall Street en las operaciones energéticas, predice que los precios del petróleo bajarán hasta 20 dólares por barril. Eso sería un nivel no visto en 18 años. El petróleo crudo estadounidense tocó fondo el lunes en 27,34 dólares tras las declaraciones de Goldman, mientras que el Brent registró mínimos de 31,02 dólares. Sin embargo, eso son mínimos de sólo cuatro años, lo que deja margen para mucha más destrucción de la demanda.
Si bien es discutible cuánto tiempo pueden lidiar las propias economías saudí y rusa con estos precios —la creencia popular es que Riad necesita el petróleo en 80 dólares y Moscú al menos en 40 dólares por barril para cuadrar sus presupuestos—, tales rendimientos ultra bajos del crudo podrían destruir a los estados más políticamente vulnerables y a las empresas endeudadas en cuestión de meses.
En el caso de Malasia, por ejemplo, se ha estimado que cada dólar perdido por barril eliminaría hasta 300 millones de ringgit del presupuesto federal.
La caída de los precios del petróleo y el gas ya había dado lugar a un aumento de la contribución del sector de la minería y las canteras a Malasia el año pasado, contribuyendo en parte al crecimiento interanual más moderado del PIB del 4,3% en el 4T de 2019 frente al 4,7% del mismo período del año pasado.
En Kuala Lumpur, la administración anterior presupuestaba petróleo a 62 dólares por barril en 2020, casi el punto en el que cerró el Brent en 2019.
"El recién formado Gobierno probablemente revisará el Presupuesto 2020 y es posible que se observe una reducción del gasto público y la inversión", ha dicho el banco local MIDF Amanah Investment en una nota de investigación, anticipando el camino hacia delante de la administración de Muhyiddin.
Peor que Malasia: Nigeria, Libia e Irán
Aun así, Malasia está en una situación mucho mejor que las economías como Nigeria, Libia e Irán.
Antes de la crisis del petróleo de este año, el Parlamento de Nigeria aprobó un presupuesto récord de 10,59 billones de nairas para 2020, allanando el camino hacia lo que esperaba que fuera un retorno al mercado internacional de deuda para librarse del impacto de una recesión. Se pueden olvidar de tales aspiraciones por ahora.
En Libia, el jefe del Gobierno internacionalmente reconocido de Libia, Fayez al-Sarraj, advirtió hace ya un mes de una crisis financiera inminente y una crisis presupuestaria a causa del bloqueo de terminales y yacimientos petroleros por parte de grupos leales al general renegado Khalifa Haftar.
"Las pérdidas por la interrupción del suministro de petróleo han superado los 1.400 millones de dólares", ha dicho al-Sarraj. "La cifra aumenta cada día."
En Irán, el Gobierno del presidente Hassan Rouhani parece disponerse a afrontar una cuarta crisis en sólo este año a causa del desplome del precio del petróleo, tras anteriores interrupciones provocadas por los disturbios civiles, las sanciones estadounidenses a sus exportaciones de crudo y un importante brote de infecciones por coronavirus.
Continúa la quiebra de empresas de petróleo de esquisto de Estados Unidos
En Estados Unidos, la quiebra de compañías energéticas y de servicios conexos que se estimaba que aumentarían en 2020 probablemente aumentará algo más, al menos con el desplome del precio del petróleo, informa Forbes este martes.
Citando datos de Henes y del Rastreador de Quiebra de Servicios Petroleros de Boone, Forbes ha anunciado que hubo seis nuevas quiebras en el área de servicios de yacimientos petrolíferos en el cuarto trimestre de 2019. En lo que va de 2020, Pioneer (T:6773) Energy Services (OTC: PESX) ha sido la única gran empresa de servicios petroleros en acogerse al Capítulo 11 de la ley de quiebras norteamericana, añade.
Durante el desplome del mercado del lunes, ExxonMobil (NYSE:NYSE:XOM) y Chevron (NYSE:NYSE:CVX), dos de las mayores compañías petroleras del mundo que también se han expandido profundamente en el entorno del petróleo de esquisto de Estados Unidos, vieron caer sus acciones un 12% y un 15% respectivamente.
Rosneft (MCX:ROSN) (LON:ROSNq), (OTC:OJSCY), la principal compañía energética rusa, descendió un 21% durante la jornada de negociación de Londres, mientras que la petrolera estatal de Riad, Saudi Aramco (SE:SE:2222), se dejaba sólo un 5,5% en una operación controlada de su bolsa local.
Pero las acciones de los perforadores de petróleo de esquisto de tamaño pequeño-mediano, especialmente aquéllos que tienen grandes deudas y ganan sólo una fracción de lo que ganan las multinacionales, se han llevado un gran golpe.
Continental (DE:CONG) Resources se desploma un 52,5%. EOG Resources (NYSE:EOG) se deja un 32%, mientras que Parsley Energy (NYSE:PE) cae un 39% y Diamondback Energy (NASDAQ:NASDAQ:FANG) se desploma un 44,7%.
Algunas empresas anunciaron inmediatamente recortes en el gasto, con efecto inmediato, para reducir el gasto de capital.
Diamondback Energy redujo su actividad de nueve equipos de finalización a seis, prescindiendo de dos equipos de finalización más de lo programado. El productor de petróleo de esquisto dijo que también recortará el gasto de capital, aunque no especificó una cantidad.
Parsley Energy dijo que ha reducido sus previsiones de flujo de caja libre de 2020 a por lo menos 85 millones de dólares, frente a anteriores previsiones que hablaban de al menos 200 millones de dólares y anunció también una ralentización general de la actividad.
EOG Resources también planea frenar el gasto para proteger el retorno de los dividendos a sus accionistas y dará a conocer los detalles más adelante.
"Algunos productores de petróleo de esquisto se recuperarán de esto, y algunos incluso podrían terminar ganando más cuota de mercado", dice Fred Kempe, director ejecutivo y presidente del Atlantic Council, un grupo de expertos de Washington.
"Pero todos van a perder ingresos. Eso es lo que cada una de estas guerras de precios del petróleo ha demostrado. Se puede ganar algo de cuota de mercado, pero se perderá más por el lado de los ingresos con el tiempo".