Análisis realizado al cierre del mercado estadounidense por Kathy Lien, directora general de Estrategia FX en BK Asset Management.
Por primera vez desde que comenzara la pandemia, la Reserva Federal reducirá los estímulos que proporcionó durante la crisis del COVID-19. Dada la importancia de esta medida y lo que significa para las previsiones económicas del banco central, el dólar debería ganas posiciones. Sin embargo, ha habido muy poca demanda de billete verde estas últimas dos semanas porque la Fed ha hecho un muy buen trabajo a la hora de preparar al mercado para el inminente cambio. La Fed ha hablado de reducir las compras de activos durante los últimos meses, lo que ha dado a los inversores mucho tiempo para prepararse para el cambio. El rendimiento de los bonos se ha disparado y el par USD/JPY registraba máximos de tres años hace poco menos de dos semanas, pero desde entonces, hemos visto más consolidación que continuación.
La decisión de una reducción gradual no será la que más mueva el mercado este miércoles. En cambio, los inversores quieren saber cuándo terminará el tapering y comenzará la subida de tipos. El presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo previamente que el tapering podría terminar "en algún momento a mediados del año que viene". Una fecha precisa de finalización de la expansión cuantitativa sería positiva para el dólar, aunque también podría calcularse por la cantidad de compras de bonos recortada al mes. Por ejemplo, si reducen las compras de bonos en 15.000 millones de dólares al mes a partir de noviembre, podrían terminar de comprar bonos en junio. Cualquier cifra superior a 15.000 millones de dólares (entre bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas) se consideraría agresiva y cualquier cifra inferior se consideraría conservadora. Cuanto mayor sea la reducción, más presión al alza para el dólar y a la baja para las acciones. Dado que el mercado de la vivienda se resiste a enfriarse, es poco probable que la Reserva Federal se decante por una medida menor, pero teniendo en cuenta los nuevos máximos que han registrado las acciones, los inversores tampoco esperan un ajuste significativo.
La Fed será reacia a comprometerse con subidas de tipos. Es casi seguro que Powell restará importancia a la necesidad de modificar los tipos de interés, pero los inversores harán sus propias suposiciones en función de cuánto recorten las compras de activos y de lo que se diga sobre la inflación. El crecimiento del IPC ha alcanzado máximos de 30 años, pero el PCE básico, las ventas minoristas, el crecimiento del empleo no agrícola y el ISM manufacturero disminuyeron con respecto al mes anterior. En este momento, hay un desajuste significativo entre las expectativas de los inversores y las previsiones de la Fed. Ninguno de los miembros del FOMC espera que los tipos de interés suban en 2022, pero el mercado está valorando un ajuste de más de 50 puntos básicos de cara al año que viene. Si la Fed aviva esas expectativas sugiriendo que los precios son menos “transitorios” (o esa palabra desaparece por completo), el dólar subirá, pero si no se desentiende de su opinión de que los precios bajarán, la decepción hará que el EUR/USD y el USD/JPY se desplomen. Antes del FOMC, se publicarán las cifras del sector servicios de ADP y el ISM, dos importantes indicadores de cara al informe de empleo no agrícola del viernes, por lo que será un día muy revelador para el billete verde.
La mayoría de los pares de divisas principales se han consolidado, a excepción de los dólares australiano y neozelandés. El dólar australiano perdió más de un 1% de su valor frente al euro y al dólar estadounidense después de que el gobernador del Banco de la Reserva de Australia, Philip Lowe, dijera que cree que el mercado reaccionó de forma exagerada a los recientes datos de inflación y que existe una gran incertidumbre sobre el crecimiento de los salarios. Dicho esto, el Banco de la Reserva de Australia no se mostró tan dócil. Han dejado de insistir en que el tope del rendimiento de los bonos a tres años y añaden que ahora es plausible una subida de tipos en 2023 en lugar de 2024. El dólar neozelandés ha descendido en sintonía con el dólar australiano.