China y Estados Unidos habrían llegado a un acuerdo para suprimir gradualmente los aranceles de la guerra comercial, un paso previo para finalmente alcanzar un acuerdo definitivo. Vamos a ver primero el origen, las consecuencias y acto seguido veremos qué ocurre ahora, quiénes salen ganando y qué mercados se benefician de ello.
Origen
Estados Unidos consideraba que tenía que poner punto y final a lo que ellos han denominado "trasvase no justo de tecnología hacia China" en perjuicio de la producción norteamericana. China reaccionó y amenazó diciendo que no se quedarían de brazos cruzados e implementarían aranceles análogos en intensidad y fuerza.
Pero todo esto tiene su origen en marzo del pasado año cuando EE.UU aplicó un gravamen extra sobre las importaciones de aluminio y acero. Esta decisión hizo estragos en la UE y reaccionó denunciando a Estados Unidos y a China ante la Organización Mundial del Comercio. Trump rectificó y dio marcha atrás suspendiendo los aranceles sobre importaciones que viniesen de Europa.
A finales de marzo, Trump solicitó a la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. que presentara una propuesta de aranceles sobre los productos chinos, hecho que como es lógico no gustó al gigante asiático que tomó reprimendas enseguida aplicando aranceles sobre 128 productos estadounidenses (aparte de demandar a los norteamericanos ante la OMC). En el mes de abril, la Oficina del Representante Comercial de EE.UU. publicó una lista con 1.333 productos importados desde China para que fuesen evaluados por el Gobierno de Trump.
Consecuencias
Imponer aranceles supone incrementar los precios de los bienes importados a Estados Unidos, pero si a ello le sumamos que habría reacciones con aranceles de China y la UE, pues pasará más de lo mismo con los bienes exportados. Ello produciría unas sinergias delicadas que afectarían de lleno al comercio global y asistiríamos a una evidente pérdida de poder adquisitivo por parte de los consumidores. Se puede decir que serían los trabajadores y los consumidores quienes se llevarían la peor parte.
Así pues, los aranceles sobre las importaciones reducen y limitan el poder de compra de las familias porque el encarecimiento de los bienes comprados al exterior recorta su renta disponible, repercutiendo para mal en el consumo. Y no olvidemos que toda esta situación de incertidumbre originaría que las familias y las empresas ahorren más e inviertan menos, con lo que la economía caería.
El proteccionismo también tendría otra consecuencia negativa para los norteamericanos, el aumento de la inflación, y si los aranceles se prolongan años o décadas, las inversiones se desplazarían a otras zonas geográficas.
Y no olvidemos que la guerra comercial está perjudicando a ambas economías, debido a una fuerte caída en sus exportaciones (35.000 millones de dólares la reducción de las importaciones estadounidenses de mercancías chinas en el primer semestre de este año), hecho que está repercutiendo negativamente en el bolsillo de los consumidores norteamericanos.
Un temor
Si finalmente el asunto no se resuelve y se mantiene la guerra comercial, las posibilidades de una recesión se incrementan y el temor es que los bancos centrales tienen ya poco margen para actuar, salvo que recurran a medidas poco convencionales. Y es que los bajos tipos de interés corren el riesgo de originar una nueva burbuja inmobiliaria en algunos mercados. Así pues, con la política monetaria casi exprimida y agotada, algunos países se verían seguramente abocados a realizar ajustes monetarios.
Mercados ante la guerra comercial
En renta variable, los mercados emergentes han sufrido con el índice MSCI EM cayendo un 16% desde marzo de 2018. Los sectores de la energía y los materiales han sufrido también mucho.
En cuanto a las monedas, los refugios seguros tradicionales como el dólar americano, el franco suizo y el yen japonés han ganado terreno.
Quiénes salían más beneficiados de la guerra comercial
Taiwán, que ganó 4.200 millones de dólares en exportaciones adicionales a Estados Unidos en el primer semestre del año. México, que aumentó sus exportaciones a EE.UU en 3.500 millones de dólares (equipos agrícolas, de transporte y maquinaria eléctrica). Vietnam que obtuvo un beneficio de 2.600 millones de dólares. Le siguen Corea, Canadá e India.
La actualidad manda
Según ha anunciado China, ambos países podrían haber llegado a un acuerdo para cancelar los aranceles que se impusieron mutuamente durante la guerra comercial que arrancó en marzo de 2018. Pero, aunque Estados Unidos lo confirme, no podrán firmar el acuerdo comercial de fase uno en noviembre, que era lo previsto, por lo que tendrán que retrasarlo al mes de diciembre.
Pero no lancemos todavía las campanas al cielo, ya que se trataría de un acuerdo parcial y limitado que no soluciona el problema. Es más, hace unos días desde China se dijo que tienen dudas de poder lograr un acuerdo con Trump que sea a largo plazo y duradero aunque se firme la fase uno, porque ellos no van a renunciar a los temas más candentes y delicados.
Compañías que salen ganando si la guerra comercial finaliza
Las compañías petroleras y mineras, básicamente por la reducción de la demanda de materias primas. También las compañías con exposición en países emergentes, lo que nos llevaría a mencionar a cuatro grandes del Ibex 35 como son Santander (MC:SAN), BBVA (MC:BBVA), Telefónica (MC:TEF) e Iberdrola (MC:IBE). El sector del lujo tiene una importante exposición en el continente asiáticos, beneficiándose LVMH (PA:LVMH) y Kering (PA:PRTP). También destacar a STMicroelectronics (PA:STM), Infineon (DE:IFXGn) y AMS (SIX:AMS).
Mercados
El 2 de julio les comenté que, pese a todo, había catalizadores para seguir siendo optimistas con la renta variable. Y así ha sido, con Wall Street marcando nuevos máximos históricos. Les enumeré los siguientes:
- Desde principios de la década de 1970, las acciones de la región, de media, han rendido casi un 10% en los seis meses posteriores a la primera reducción de los tipos de la Fed y un poco más del 15% en los 12 meses posteriores al recorte.
- Desde la creación del S&P 500 en 1928, cogiendo las primeras siete sesiones del mes de junio, tenemos que el mes de este año es el quinto mejor comienzo de junio y el mejor desde el año 1974 cuando subió un 5,73%.
- Es la sexta vez que el índice S&P 500 sube más de un 10% en la primera mitad del año y más de un 5% en el mes de junio. Los casos anteriores sucedieron en 1929, 1933, 1944, 1955 y 1999.
- Tenemos subiendo más de un 5% tanto la Bolsa como los bonos a largo plazo. Esto solo ha sucedido diez veces desde el año 1980. Es más, cuando esto ocurre el S&P 500 sube de media un 11,3%.
- El Dax alemán subió un 5% en junio, en lo que históricamente ha sido un período débil para las acciones del país germano.
¿Y ahora qué?
Muchos piensan que desde el final de la crisis financiera mundial y la formación de un suelo de mercado en marzo del 2009 nos encontramos en un mercado secular alcista (secular bull market). Y es que el S&P 500 desde entonces no ha hecho más que subir y subir tras diez años marcando nuevos máximos históricos.
Un mercado secular alcista se caracteriza por su gran duración (de 5 a 25 años) aunque no está exento de sustos para los inversores. Es más puede tener perfectamente correcciones del 10% o más desde el máximo marcado. Si recordamos el periodo 2009-2018, hubo una serie de correcciones, pero ninguna de la entidad o magnitud suficiente como para hacer descarrilar el mercado alcista de fondo. Capital Wealth es fiel a su modelo de inversión a largo plazo, su sistema le dio señal de compra en octubre de 2008 y a día de hoy sigue vigente la señal.
Varios son los mercados que han marcado recientemente máximos históricos: S&P 500, Nasdaq 100, Wilshire 5000, MSCI World (tanto en euros como en dólares).
Sea como fuere, no se trata de poner etiquetas ni nombres a las tendencias, lo que importa es si la renta variable seguirá al alza o no. Para ello les dejo unas pinceladas:
* En la mayoría de las ocasiones, el cuarto trimestre suele ser un periodo favorable para las Bolsas.
* Las acciones entran en lo que históricamente ha sido un período fuerte para los mercados: de noviembre a enero es el período de tres meses más fuerte del año, con ganancias promedio en noviembre de 5.94% y, en diciembre, de 5.1%.
* El S&P 500 ha marcado en lo que llevamos de año 16 máximos históricos. Los años que más marcó fueron en 1995 (77), 2017 (62), en 1961 y en 2014 (53).
* El S&P 500 sube un 11,5% en los 12 meses posteriores a marcar un máximo histórico.
Así pues, todo apunta que los dos meses que restan para finalizar el año deberían de continuar siendo favorables para las Bolsas y culminar otro buen año.