El martes, el dólar australiano ha caído a su nivel más bajo desde febrero de 2016, llegando a 0.7085 frente al dólar. A pesar de la intensificación del conflicto comercial entre Estados Unidos y China ha estado pesando de manera significativa sobre el dólar australiano, este no es el único factor. De hecho, como se destaca en el índice de confianza del consumidor Westpac de septiembre, que cayó un 3% respecto al mes pasado, los australianos se están volviendo cada vez más pesimistas. Los factores se relacionan con la reciente decisión de tres de los cuatro mayores prestamistas de aumentar la tasa hipotecaria, la persistente presión sobre los presupuestos familiares, así como la inestabilidad política.
En el aspecto político, el movimiento de centroderecha podría perder su mayoría parlamentaria, ya que se enfrentará a una elección parcial el 20 de octubre tras la renuncia de Malcolm Turnbull del parlamento el mes pasado. Dada la creciente insatisfacción popular generada por la agitación política, los votantes tendrán la tentación de castigar a la coalición conservadora gobernante.
Con el diferencial de las tasas de interés entre EE.UU. y Australia, que continúa reduciéndose y la fuerte tendencia de Trump a añadir más leña al fuego, lo que sólo podría hacer que las negociaciones con China se vuelvan más complicadas, el dólar australiano todavía no está fuera de peligro.