Hasta ahora ha sido una semana tranquila para el dólar australiano. La agenda macroeconómica fue relativamente escasa, mientras que los participantes del mercado en su mayoría centraron su atención en los comentarios y temores de Trump acerca de un cierre de la Administración de EE.UU.
A pesar de que el AUD/USD pasó la mayor parte de la semana operando dentro del rango (entre 0,7930 y 0,8023) el cruce registró un máximo de cuatro meses el miércoles en 0,8023. Los datos de empleo publicados en el día de hoy no han cambiado nada. En diciembre, la tasa de desempleo aumentó ligeramente hasta el 5,5%, desde el 5,4% del mes anterior, mientras que la tasa de participación avanzó hasta el 65,7%.
Desde principios de diciembre del año pasado, el dólar australiano ha aumentado en todos los mercados, apreciándose contra todas las monedas del G-10, con la excepción del dólar de Nueva Zelanda y la corona noruega (+1,25 % y +0,85 % contra el AUD desde el 3 de diciembre, respectivamente).
Este momentum positivo podría explicarse principalmente por la recuperación de las tasas de interés del país. De hecho, en el último mes, toda la curva de rendimiento se ha desplazado al alza: el rendimiento de los bonos soberanos a 2 años aumentó 40 puntos básicos hasta el 2,10 %, mientras que en el extremo más largo de la curva, el rendimiento de los bonos a 10 años subió 37 puntos básicos hasta el 2,83%.
Sin embargo, el diferencial de tasas de interés de dos años entre Australia y los EE.UU. ha estado bastante estable durante las últimas semanas, lo que sugiere que la reciente apreciación del dólar australiano se debe más bien a la debilidad del USD.
Hay pocas posibilidades de que esta situación cambie en el corto plazo, ya que los participantes del mercado se muestran escépticos de que Trump cumpla con lo anunciado, mientras que la batalla se está librando en el Congreso. Hay demasiadas incertidumbres para que los inversores tomen posiciones largas en USD, a pesar de que los indicadores económicos subyacentes están todos en verde.
El AUD/USD está en camino de poner a prueba el máximo de septiembre en 0,8125. Otra resistencia clave se puede encontrar en 0,8295 (máximo desde enero de 2015). El momentum sigue siendo positivo para el dólar australiano; sin embargo, el viento puede cambiar de rumbo rápidamente, especialmente si la confianza de los inversores en Trump empieza a crecer.