Llegamos al fin de un mes trascendente para los mercados, tal vez no tanto por los movimientos de los precios, sino por las perspectivas que presentan, puntualmente, las divisas principales de cara a los próximos meses.
El euro se vio impactado, cuando el EUR/USD estaba por superar la barrera de 1,40, por los anuncios de política monetaria del BCE, que dejó expresamente claro que en junio inyectará, por medios aún no conocidos, dinero en el circuito económico, buscando darle dinamismo a una Eurozona que no termina de salir de la crisis, y que ofrece datos macroeconómicos controvertidos.
La libra esterlina siguió el camino del euro, aunque sin datos que reflejaran un empeoramiento de las condiciones económicas en el Reino Unido, que se ven francamente mejor que hace un año. El Banco de Inglaterra, a través de sus formadores de política monetaria, deslizó la posibilidad de elevar la tasa de interés de referencia en los próximos tiempos, pero la falta de definición en tal sentido redujo las expectativas del mercado, que castigó a la divisa local.
El yen, en tanto, detuvo su baja en todos los frentes, aunque en su cruce con el dólar ya había dado signos de recuperación meses atrás. Si bien no caben demasiadas dudas de que el Banco de Japón deberá colocar más dinero en la economía para sostener un por ahora modesto crecimiento del PBI local, los plazos que se manejaban a principio de mes se fueron diluyendo.
Así las cosas, el dólar, contraparte de todas estas monedas, se vio fortalecido en general, con algunos altibajos, pero con la certeza casi absoluta de que la Fed, a lo largo del año, dejará sin efectos sus planes de estímulo a la economía, que ya han sido reducidos a la mitad desde enero pasado.
De todas formas, es para notar el estrecho margen en que se mueven los tipos de cambio del dólar, en parte porque los inversores se han volcado a seguir las noticias que tienen que ver con los anuncios de política monetaria, deshechando otras cifras que por el momento no lucen atractivas ni fuera de pronósticos.
Todo esto sugiere que la semana próxima, primera del mes de junio, será fundamental para conocer el futuro de las monedas líderes. Desde el miércoles, con los sí muy vigentes datos de empleo privados en Estados Unidos (la cifra oficial se conocerá el viernes), pero sobre todo por los anuncios de política monetaria del BoE y el BCE previstos para el jueves, se verá lo mejor de un período que asoma como muy aprovechable para buscar posiciones de corto plazo.
Para lo que resta del viernes, en cambio, no vemos modificaciones importantes en los gráficos intradiarios. El euro se sostiene frágilmente por encima de 1,36, y si bien el quiebre del mínimo 1,3585 podría acelerar su baja a 1,3550, los indicadores del gráfico de 4 horas muestran una probable recuperación del mismo, buscando en su caso 1,3530, primera resistencia cuyo quiebre derivaría en un alza a 1,3675. Convendrá, entonces, aguardar la superación de uno de los dos niveles planteados para tomar acción posterior.
La libra Esterlina luce algo más firme en el gráfico de 4 horas, y ofrece el par GBP/USD una resistencia en 1,6750, cercana al nivel actual, por lo que su superación estiraría las ganancias de la moneda británica a 1,6780 y más arriba a 1,6810. Los soportes del cruce se hallan, al igual que en la víspera, en 1,6710, 1,6695 y 1,6660.
El yen, en tanto, se mantiene sin cambios frente al dólar, aunque el gráfico de 4 horas parece favorecer una recuperación del mismo, sobre todo luego de conocido el índice de inflación minorista de Japón a primera hora, con cifras mayores a las esperadas, y que ponen en duda el incremento del plan de estímulo por parte del Banco de Japón en el cortísimo plazo. El par USD/JPY ofrece soportes en 101,40, 101,10 y 100,80, con resistencias en 101,85, 102,15 y 102,35.
Con respecto a los informes del día, tendremos los habituales del último viernes de cada mes, cuales son las cifras de ingreso y consumo personal, y el índice final de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan.