Por Pinchas Cohen
Después de que el Washington Post publicara ayer que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, compartió secretos de inteligencia clasificados con el ministro de exteriores de Rusia y su embajador en Estados Unidos en una reunión celebrada en la Casa Blanca la semana pasada, el euro volvió a catapultarse, lo que tuvo un efecto devastador sobre el dólar estadounidense. El índice dólar descendió un 0,44%, hasta registrar mínimos intradía en 98,476, el cuarto descenso consecutivo para el billete verde, que ya acumula pérdidas del 1,41%.
El impulso del euro ha sido el triple que el del yen japonés, considerado refugio seguro. La subida también ha bastado para impulsar la moneda única más allá de sus anteriores máximos de un año registrados en 1,1023 el 8 de mayo, desbaratando el amago de gráfico de cabeza y hombros (HCH) que se estaba formando. El avance más importante, sin embargo, es el repunte de la línea de tendencia descendente que se viene observando hace más de un año, desde el 3 de mayo de 2016.
A finales de abril, la media móvil de 50 días se acercó a la de 100 días y luego subieron las dos, con la de 50 a la cabeza. Ahora, la media móvil de 50 días se está acercando rápidamente a la de 200 días.
Puede que la pretensión de la media móvil de 50 días de sobrepasar la de 200 días sea, sin embargo, prematura, pues un "cruce dorado" se logra sólo cuando la media móvil de 50 días se cruza con una de 200 días ascendente, y en este caso es descendiente.
Sin embargo, el hecho de que el par de divisas haya conseguido mantenerse por encima de la media de 200 días durante 17 sesiones, desde el 24 de abril, y que el EUR/USD haya superado los máximos registrados el 8 de mayo, cruzando la línea de tendencia bajista que se había mantenido un año entero, son señales muy optimistas para el euro.