La noticia de que el Reino Unido evitó una recesión de triple caída es una razón para dejar de vender libras, pero, probablemente no sea tan buena razón para comenzar a comprar nuevamente la moneda.
¿Las razones?
La recuperación registrada en el primer trimestre tal vez no se sostenga en el segundo.
Y, considerando todos los riesgos, es poco probable que el Banco de Inglaterra restrinja su política monetaria en estos momentos.
Un recordatorio de cuán frágil es el crecimiento de 0,3% de la economía durante los primeros tres meses del año pudo haber sido el reporte de John Lewis, los grandes almacenes más grande del Reino Unido, que poco después de la publicación de los datos económicos informó que las ventas cayeron 0,1% la semana pasada en relación con un año antes. Esta caída representa un quiebre respecto de la reciente mejoría que había registrado en las ventas, las cuales crecieron 10,8% en las últimas 12 semanas.
"Las últimas cifras de John Lewis aumentan las preocupaciones de que [los consumidores] podrían estar restringiendo sus gastos en reacción a la creciente presión que ejercen la creciente inflación y el menor crecimiento de las ingresos sobre su poder de compra", dijo Howard Archer, economista jefe para el Reino Unido de IHS Global Insight.
Ciertamente, esos dos elementos siguen siendo inhibidores clave para la recuperación económica.
No obstante, existen ciertas esperanzas de que la inesperada expansión de la economía, que se produjo pese a las malas condiciones meteorológicas y al lento crecimiento de muchos socios comerciales del Reino Unido, pueda comenzar a mejorar la confianza de los consumidores sobre el futuro.
Poco antes de la publicación de los datos de crecimiento, el Banco de Inglaterra anunció la expansión de un programa de préstamos destinado a incrementar el flujo de créditos para las empresas más pequeñas, así como para las instituciones hipotecarios.
Si esto ayuda a estimular al mercado de viviendas y a elevar el precio de las propiedades, podría ser otra razón para que la confianza de los consumidores mejore.
Este optimismo ayudó inicialmente a despejar parte del pesimismo que había caído sobre la libra luego que Moody's MCO +0.13% y Fitch quitaran al país la calificación crediticia más alta y que el Fondo Monetario Internacional advirtiera que la política del gobierno ya no estaba funcionando.
No obstante, la capacidad de la libra para sostener esas ganancias dependerá de cómo responde el Banco de Inglaterra a las noticias.
La impresión inmediata es que, con una mejoría del crecimiento y la probabilidad de que aumenten las presiones inflacionarias, el banco central posiblemente dé marcha atrás con la implementación de mayores estímulos monetarios en esta etapa.
Pero, en una consideración más profunda, ese tal vez no sea el caso.
A un ritmo de 0,3%, la mejoría de la economía es escasa. Y a medida que se publiquen más datos oficiales, ese aumento podría ser rectificado a la baja.
Además, dado el deterioro de las actuales perspectivas para otras grandes economías, el Reino Unido podría encontrar difícil sostener el crecimiento en los próximos meses.
Debido a que el Gobierno aún está determinado a mantener su línea de disciplina fiscal, esto significa que la política monetaria continuará siendo la fuente primaria de alivio económico.
El Gobierno ya ha nombrado a un nuevo gobernador para el Banco de Inglaterra, Mark Carney, con instrucciones para poner a la economía en funcionamiento nuevamente.
Por ello, parece haber pocas razones para que el Banco de Inglaterra quite su pie del pedal del expansionismo monetario después de los datos del PIB, y pocas razones para que los inversionistas comiencen a comprar libras nuevamente.