Que la evolución de los mercados financieros ha dejado de estar directamente relacionada a la economía real durante este último tiempo es un hecho. Para darse cuenta, basta con analizar los resultados que han presentado la mayoría de las empresas durante sus últimos trimestres y compararlo con su evolución bursátil. Si preferimos un ámbito más simplista, basta comparar la evolución de la economía de los países a sus índices principales. La relación resultados-comportamientos bursátiles al menos en este contexto, ha dejado de ser útil.
Los estímulos propuestos por los bancos centrales han conseguido sostener la mayoría de mercados en estos momentos tan complejos para la economía productiva. Este hecho, nos ha llevado a observar grandes movimientos alcistas en entornos socio-económicos que para nada muestran esa realidad.
Como decimos, hasta aquí nada nuevo. Sin embargo, actualmente nos encontramos ante la situación de que a nivel técnico, algunos de los índices más importantes como podrían ser el S&P 500 o el Nasdaq, vienen mostrando a través de sus osciladores señales que nos llevan a actuar con mucha cautela a la hora de tomar decisiones de medio plazo. Estas señales, aparecieron en forma de divergencias bajistas, tanto en RSI como MACD hace algún tiempo. Las divergencias en sí, como sabréis no tienen por qué convertirse de manera directa en caídas, sin embargo una vez estando ahí conviene, al menos, no perder de vista esta posibilidad.
Podemos observar que el comportamiento de ambos índices es similar.
¿Qué conclusiones podemos obtener?
En primer lugar, conviene repasar a nivel general algunas cotizaciones de las compañías más representativas de estos índices. Para esta reflexión utilizaremos Apple (NASDAQ:AAPL), Microsoft (NASDAQ:MSFT) o Amazon (NASDAQ:AMZN), aunque este comportamiento es amplio y no exclusivo de compañías del sector tecnológico.
La mayoría de estas empresas conforman estructuras técnicas en las que podemos hablar de digestiones o consolidaciones a las subidas más o menos agresivas que afrontaron durante 2020. Como decimos en el título del post, estas consolidaciones están por finalizar en su aspecto "técnico" y presentan estructuras en las que se pueden determinar objetivos técnicos de medio plazo. Este hecho, sumado a la ponderación que tienen estas compañías en los índices americanos nos lleva a concluir que podríamos estar cerca de ver nuevos movimientos importantes.
Si el mercado sufre caídas en el corto plazo, ya sean éstas más o menos fuertes, va a depender en gran medida de la salida de estos rangos que muchas de las compañías mencinadas están realizando. Vamos a pasar a ver las cotizaciones:
Apple, cotizando actualmente en los niveles de resistencia, mostrando fortaleza pese a las divergencias, en un punto a vigilar, como comentamos en otro análisis.
Microsoft, cotizando de una manera muy similar.
Por último encontramos a Amazon, realizando un triángulo simétrico cuyos objetivos técnicos teóricos están planteados en el gráfico.
A partir de aquí, ¿qué tener en cuenta? ¿Qué podría pasar?
Creo sinceramente que a corto plazo, el movimiento de los índices se producirá en la dirección a las rupturas de las consolidaciones laterales. No tanto por la ponderación en los índices de estas compañías, algo obvio y matemático, sino por los sentimientos de mercado que sus movimientos son capaces de generar. Si estas rupturas se producen en una dirección alcista como hasta ahora podríamos pensar, es posible ver nuevos movimientos generales del mercado hacia nuevos máximos. De no ser así, y romper hacia la baja, las divergencias pueden concretarse y llevarnos a correcciones más serias. Ante todo, considero que es importante no olvidar nuevamente el complejo contexto en el que nos encontramos y como siempre, aplicar el principio de prudencia. En mi opinión, este es el hecho principal a vigilar a corto plazo.
¿Y a medio plazo?
Bajo mi punto de vista, y creo que bajo el punto de vista de cualquiera, se plantearían dos escenarios principales. Ambos relacionados con la pandemia y su implicación socio-político-económica.
Por un lado, existe la posibilidad de que la pandemia continúe el camino que desafortunadamente estamos viendo, con sus respectivos confinamientos, cierres, etc, por no hablar, ni mucho menos de las vidas detrás de las cifras. Este hecho nos llevaría a la continuación de un mercado en el que cualquier cosa podría pasar debido a la incertidumbre y una monitorización de corto plazo sería la estrategia fundamental a seguir.
Por otra parte, si comienza una recuperación más cercana (marzo-abril), entraríamos en otro escenario que requerirá de un análisis específico. Cuando hablamos de recuperación, al menos en Europa principalmente nos referimos a la del sector servicios (alrededor del 70% PIB), mucho más deteriorado a nivel de cifras que el sector productivo industrial según datos del propio BCE.
Debido a las inyecciones de liquidez derivadas de los estímulos generados por parte de bancos centrales para apoyar la economía, no sería sorprendente que terminasen produciendo un entorno inflacionario. Este indicador será fundamental en nuestra monitorización a la salida de la pandemia. De producirse, sería conveniente un segundo análisis donde tendríamos que tener en cuenta el peso o importancia de ciertos activos en periodos inflacionarios.
Debido a esta reflexión y como he comentado en otras ocasiones, mi opinión al respecto sigue siendo la de navegar a favor de la corriente, pero siempre teniendo en cuenta el contexto de fondo en el que nos movemos y aplicando el principio de prudencia.