Desde que tocó mínimos en noviembre de 2014, el oro ha remontado un 14%, recuperando su papel como activo refugio. Mientras el estancamiento del crecimiento de las economías a nivel mundial desafíe a la clase política para que mantengan a flote el crecimiento, el oro negociará bajo presión y podría perder más posiciones de cara a los próximos meses.
El euro, cuya negociación tocó niveles mínimos de 11 años frente al dólar estadounidense tras la ampliación del programa de compra de bonos lanzado por el Banco Central Europeo (BCE), contribuyó también al crecimiento de la demanda del oro como una alternativa a la inversión en divisas, muchas de las cuales están siendo devaluadas.
Aunque las compras refugio aún cuentan con margen para elevar los precios a corto plazo, tras los festejos por el Nuevo Año Lunar en China, la época de mayor demanda en el mayor consumidor de oro del mundo, la tendencia alcista del oro pisará el freno.
A pesar de que el mercado se encuentra centrado en los eventos que se han desarrollado en Europa recientemente, entre las que se destaca la eliminación por parte del Banco Nacional de Suiza (BNS) del tipo de cambio fijo, o el programa de relajación cuantitativa (QE) del BCE así como el nuevo gobierno griego, a medida que las expectativas sobre repunte de los tipos de interés por parte de la Fed se reflejen en los mercados, la atención de los inversores volverá hacia Estados Unidos.
Por otra parte, los últimos datos de comercio de China, pintaron un cuadro relativamente más favorable para los metales del grupo del platino (o PGMs por sus siglas en inglés).
Tal y como explica Barclays, el metal dorado pondrá a prueba durante este año precios mínimos de 2010 en su lucha contra obstáculos persistentes, en su mayor parte bajo la forma de una reducción de las expectativas de inflación; la fuerza del dólar estadounidense frente al euro a niveles no vistos desde hace más de 10 años; y lo que es más importante, el primer aumento de los tipos de interés en EE.UU. en 9 años.
Entre los rangos de precios que no debemos perder de vista se sitúan los 1.100 dólares por onza, donde los productores serán más propensos a tomar medidas para dar soporte al oro, aunque sea de forma inicial.
Además, los últimos datos que ha conocido el mercado sobre las importaciones de oro de China desde Hong Kong, que descendieron un 32% frente al año anterior, cuestionan la fuerza de la demanda de bienes de lujo afectada por una campaña contra la corrupción que comenzó en el gigante asiático el año pasado.
De forma paralela, el avance del 53% en el Shanghai Composite Index en 2014 después de que el banco central de China bajara los tipos de interés por primera vez en dos años, amortiguó el interés sobre el oro como inversión.
Las compras de oro que situaron a China por encima de la India, como el mayor consumidor del oro a nivel mundial. Esta situación ha llevado a bancos como Goldman Sachs a predecir caídas en los precios hasta niveles cercanos a los 1.100 dólares por onza.
En esta misma línea se sitúa Research For Traders, desde donde aseguran que aunque el oro no tiene margen para seguir subiendo posiciones, sí podría llegar hasta niveles de 1.308 dólares para caer después hacia el suelo del triángulo descendente de largo plazo en busca de nuevos mínimos en los 1.181 dólares.
No obstante, algunos factores externos podrían convertirse en catalizadores para los precios si el oro vuelve a ser visto como "activo refugio" en medio de la preocupación por la deflación y el crecimiento mundial, las expectativas de alza de los tipos de interés de EE.UU. se retrasan o el dólar se debilita.