El dólar estadounidense experimentó otra ola de ventas generalizada el viernes pasado, en medio de unos datos de ventas minoristas e inflación decepcionantes. Las monedas más vinculadas a las materias primas fueron las que más se beneficiaron de esta renovada debilidad del dólar, ya que los inversores descuentan una trayectoria agresiva de la Reserva Federal (Fed). El euro subió un 0,58%, hasta 1,1875 antes de perder sus ganancias y regresar a 1,1820, ya que los participantes del mercado no parecían reacios a cargar posiciones largas en EUR, en un contexto de incertidumbre política en toda la Unión Europea, sobre todo la situación de Cataluña y Austria.
En cuanto a la inflación en los EE.UU., la medida general fue del 2,2% interanual, en comparación con el 2,3% esperado y del 1,9% de agosto, mientras que la medida subyacente, que excluye los componentes más volátiles, se mantuvo estable en el 1,7%, frente a un aumento esperado de 1,8%. El sólido repunte de la medida general se debe, principalmente, a un aumento en los precios de la energía, ya que los precios de carburantes y combustibles subieron un 13% y un 8,2% intermensual, respectivamente. Los precios de los alimentos, por el contrario, se mantuvieron más o menos estables, aumentando sólo un 0,1% intermensual.
El aumento de los precios de la energía derivó de la combinación de dos factores principales. En primer lugar, los precios del petróleo se han fortalecido durante los meses de verano en medio de la reducción de los inventarios de petróleo en Estados Unidos y los esfuerzos de los productores de la OPEP por recortar la producción, en un intento por impulsar los precios del petróleo. En segundo lugar, la serie de huracanes que golpeó la costa del Golfo interrumpió significativamente la producción de petróleo y también provocó el acaparamiento generalizado de gas.
El lunes por la mañana, sin embargo, el dólar tuvo un respiro ya que los temores disminuyeron. El billete verde borró casi por completo las pérdidas del viernes contra el euro y la libra, mientras que el dólar australiano y el kiwi consolidaron las ganancias anteriores. Los inversores no saben dónde pararse en el contexto de un panorama de incertidumbre en ambos lados del Atlántico.
De hecho, la moneda única se ha beneficiado ampliamente de la debilidad de la inflación estadounidense junto con las creciente especulaciones sobre la próxima reducción de QE del Banco Central Europeo (BCE). Ahora que la Unión Europea se enfrenta a una nueva crisis política, los inversores están reconsiderando otras alternativas.