Los responsables de la política monetaria de la Reserva Federal están tratando de calibrar las incertidumbres de una pandemia, del despliegue de vacunas y del impacto del estímulo fiscal y monetario en la economía y la inflación, por no hablar de la crisis política.
"Cuantas menos cosas cambiemos, mejor". Así lo expresa el presidente de la Fed de Filadelfia, Patrick Harker.
La decepción del despliegue de vacunas retrasa el crecimiento económico y la recuperación
Por ejemplo, Harker preferiría no cambiar el ritmo de las compras de bonos este año y mantener los actuales 80.000 millones de dólares en bonos del Tesoro y 40.000 millones de dólares en títulos hipotecarios al mes, aunque ha admitido que la Fed podría comenzar a reducir las compras a finales de año dependiendo de la trayectoria del virus.
Durante una conferencia del Philadelphia Business Journal la semana pasada, Harker ha dicho que el despliegue de la vacuna contra el COVID-19 "ha sido increíblemente decepcionante hasta ahora".
Eso hará retrasarse cualquier impulso del crecimiento de la economía hasta la segunda mitad del año, después de un primer trimestre que podría ver un crecimiento negativo. La recuperación será desigual, predice Harker, y es posible que algunos puestos de trabajo nunca se reactiven, ya que la pandemia ha forzado el ritmo de la automatización.
El vicepresidente de la Fed, Richard Clarida, miembro de la junta de gobernadores, dijo en una presentación ante el Consejo de Asuntos Exteriores el viernes que cree que la Fed mantendrá el ritmo actual de compras de activos durante todo 2021, incluso aunque la economía repunte. Y dice:
"Creo que podría pasar bastante tiempo antes de que pensemos en reducir el ritmo de nuestras compras según veo los datos, y soy relativamente optimista en unto a las perspectivas económicas".
Al preguntársele sobre la cuestión, Clarida dijo que se sentía enojado "como todos los estadounidenses" por las imágenes de turbas asaltando el Capitolio la semana pasada. Ha añadido, sin embargo, que la Fed espera trabajar con el equipo económico nombrado por el presidente electo, Joe Biden, y dirigido por la expresidenta de la Fed, Janet Yellen, como secretaria del Tesoro.
También se dice que Biden está considerando a otra veterana de la Fed, Nellie Liang, para un alto puesto en el Departamento del Tesoro, tal vez como subsecretaria de financiación nacional. Liang, un economista que trabajó en la Fed en varias administraciones, de 1986 a 2017, fue nominada a la junta de gobernadores en 2018, pero se retiró después de que su nominación no tuviera nunca audiencia en el comité. Actualmente está en la institución Brookings.
Otros presidentes de bancos regionales de la Fed comparecieron desde sus distritos la semana pasada para proporcionar algunos matices sobre el pensamiento de la Fed. El jefe de la Fed de Richmond, Thomas Barkin, se hizo eco de las declaraciones de Harker de que el lento despliegue inicial de la vacuna está retrasando un regreso a la normalidad, posponiéndolo hasta algún momento de este verano "en el mejor de los casos".
Sin embargo, acogió con beneplácito el reciente repunte del rendimiento de los bonos del Tesoro como una señal de que los inversores esperan una subida de la inflación. "Eso es lo que estamos tratando de apoyar", dijo la semana pasada en un webcast con empresas de Carolina del Norte.
Pero el presidente de la Fed de Chicago, Charles Evans, ha sido escéptico sobre una subida de la tasa de inflación. Ha dicho que el impulso de la inflación del estímulo fiscal no es "tan fuerte como me gustaría ni de lejos". Cree que la inflación no superará el objetivo del 2% de la Reserva Federal hasta 2023 y que la Fed podría esperar hasta mediados de 2024 para subir los tipos en el marco de su nueva política de dejar que se mantengan por encima del 2% durante algún tiempo.
La presidenta de la Fed de San Francisco, Mary Daly, ha dicho que, no obstante, se siente alentada por el aumento de las expectativas de inflación. Durante unas declaraciones virtuales en un evento del Comité de Mercado Abierto en la Sombra, ha dicho que cree que un mercado laboral más fuerte alimentará una inflación más elevada, incluso aunque vaya a ser más débil que en el pasado.
James Bullard, presidente de la Fed de San Luis, cree que la recuperación económica y la inflación serán más fuertes de lo que muchos esperan. La tenue inflación de la última década podría no ser buen ejemplo para determinar su rumbo este año, ha dicho a los periodistas en un evento en Little Rock, añadiendo que "espera un aumento de la volatilidad de los precios, y posiblemente una inflación más elevada de lo que estamos acostumbrados".
Los responsables de la política monetaria de la Reserva Federal saben que la economía no puede recuperarse hasta que el coronavirus esté contenido. "En el fondo, es una crisis de salud pública. Todas las consecuencias económicas se han derivado de cómo respondimos a la crisis de salud pública", ha dicho esta semana el presidente de la Fed de Atlanta, Raphael Bostic.
"Hasta que se resuelva, la economía va a desarrollarse de una manera más lenta".
Si la recuperación llega más rápido de lo esperado, la Fed podría tener que recalibrar parte de su carácter acomodaticio, ha dicho al Rotary Club de Atlanta, aunque ha añadido que las subidas de tipos no llegarán hasta finales de 2022 o principios de 2023. "Tendrían que pasar muchas cosas para que lleguemos a esa situación", asegura.