Unas devastadoras inundaciones azotaron Australia. Un terremoto de 7,4 grados sacudió Japón. Los incendios forestales arrasaron Corea del Sur. Cuando llegaron las olas de calor y la sequía a Europa durante este verano, este año ya se habían producido numerosos desastres naturales. La dura realidad es que es probable que se produzcan más en el futuro, algunos de ellos con un precio aparentemente elevado y consecuencias económicas. Sin embargo, aunque los desastres naturales provocan daños estructurales y el sufrimiento humano, el análisis realizado por Fisher Investments España sobre los acontecimientos pasados demuestra que estos no suelen provocar una catástrofe económica o de mercado, y que la reconstrucción no debería considerarse un estímulo económico.
No cabe duda de que los desastres naturales tienen efectos devastadores para millones de personas en todo el mundo, pero, en nuestra opinión, los mercados no reaccionan como los humanos. Según nuestra experiencia, los mercados son insensibles, procesan los datos en tiempo real y valoran las expectativas futuras. Para ver los desastres como lo hacen los mercados, Fisher Investments España los revisa en escala. El Fondo Monetario Internacional (FMI) espera que el producto interior bruto (PIB) mundial crezca un 4,4 % en 2022[1]. En 2021, el PIB mundial era de unos 82 600 millones de dólares estadounidenses[2]. Aunque la proyección del FMI no es más que una previsión, implica que una catástrofe tendría que detener más de 3 600 millones de dólares estadounidenses de producción para contrarrestar el crecimiento y provocar una contracción. La catástrofe más costosa de la historia de Estados Unidos fue el huracán Katrina, de agosto de 2005, que causó daños por valor de unos 161 000 millones de dólares, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica[3]. Aunque la mayoría estaría de acuerdo en que se trata de una cifra importante, no es ni mucho menos un golpe económico imposible de superar, ya que solo representa alrededor del 1 % del PIB estadounidense en 2005[4]. El PIB estadounidense ajustado a la inflación creció un 3,5 % ese año[5].
En nuestra opinión, tampoco existen muchos datos históricos que sugieran que las catástrofes naturales perjudiquen la rentabilidad de las acciones. En el caso del huracán Katrina, el S&P 500 —un amplio índice que realiza el seguimiento de grandes empresas que cotizan en EE.UU— subió un 4,9 % (en dólares estadounidenses) tres meses después de este se produjera, y un 10,1 % en los doce meses posteriores[6]. Además, en agosto de 2017, el huracán Harvey, de categoría 4, devastó las costas del sureste de Texas y Luisiana, una región vital para la industria estadounidense del petróleo y el gas[7], convirtiéndose en el segundo más costoso de la historia de Estados Unidos, con daños que rondaron los 125 000 millones de dólares[8]. Las intensas inundaciones obligaron a las empresas locales a cerrar para hacer frente a los daños estructurales y de inventario. Aun así, las acciones estadounidenses subieron un 9,7 % en dólares estadounidenses entre el momento en que el huracán Harvey tocó tierra y el final del año[9]. En marzo de 2011, se produjo en Japón el Gran Terremoto de Tohoku, de magnitud 9,1, que desencadenó un tsunami que inundó el reactor nuclear de Fukushima Daiichi, provocando su fusión[10]. Este desastre multifacético tuvo un coste estimado de 166 000 millones de dólares[11]. Los daños extremos perturbaron la economía local lo suficiente como para provocar una breve recesión en Japón, o un período de contracción en su producción económica. Las acciones japonesas cayeron un 15,5 % en los cuatro días siguientes al terremoto, lo que supone una fuerte corrección, debido a que los inversores fueron testigos de la destrucción y consideraron los costes de reconstrucción[12]. Sin embargo, poco después, las fuerzas económicas internacionales aparentemente tomaron el control, y contribuyeron a que las acciones japonesas se recuperaran[13]. De acuerdo con el análisis de Fisher Investments España sobre la historia bursátil, las acciones pueden caer inicialmente por el sentimiento, pero suelen recuperarse rápidamente a medida que los mercados evalúan los daños. Una vez más, creemos que las acciones, las cuales son prospectivas, no tienen compasión. Los mercados parecieron haber integrado las noticias de Tohoku y, al mismo tiempo, tener en cuenta la alta probabilidad de crecimiento económico mundial, por lo que, efectivamente, las acciones recuperaron gran parte de sus pérdidas en pocas semanas[14].
En nuestra opinión, aunque es improbable que los desastres naturales provoquen mercados bajistas —descensos generalizados del mercado igual o superior al 20 %, impulsados por fundamentales econónmicos— o recesiones, tampoco es probable que la reconstrucción traiga consigo un período de bonanza económica. Algunos economistas a los que seguimos sostienen que, aunque nadie desea que se produzcan los desastres naturales, la reconstrucción crea inversión, puestos de trabajo y el aumento de la productividad, lo que constituye un factor económico positivo a largo plazo. Sin embargo, el análisis de la economía básica realizado por Fisher Investments España nos hace discrepar. Según nuestra experiencia, los desastres naturales son un juego de suma cero, ya que las ganancias económicas de la reconstrucción equivalen aproximadamente a las pérdidas ocasionadas por el propio desastre. No equivalen al crecimiento, sino a la sustitución. Creemos que la falacia de la ventana rota, del economista Frédéric Bastiat, ilustra bastante bien esta idea. Bastiat explica que, si alguien lanza una piedra a través de la ventana de un panadero, algunos habitantes del pueblo podrían beneficiarse; el vidriero local tiene un nuevo negocio, lo que supone crecimiento económico. Sin embargo, según Bastiat, esto es un error. Efectivamente, el vidriero tiene un nuevo negocio, pero el panadero se ve obligado a gastar dinero en la reparación de las ventanas, en lugar de en otro bien o servicio. Puede que le falten los fondos para comprar nueva ropa o zapatos, ampliar la panadería o cualquiera de las innumerables opciones que generan un crecimiento real. El panadero sufrió una pérdida, pero el vidriero ganó, lo que visto desde un punto de vista macroeconómico, genera un efecto neutro[15].
En nuestra opinión, los inversores se benefician de no dejar que los desastres naturales influyan en las decisiones que toman sobre su cartera. Los análisis e investigaciones realizados por Fisher Investments España muestran que estos eventos no son inherentemente alcistas o bajistas para las acciones. En teoría, sus daños carecen del poder de desencadenar mercados bajistas y, al ser de suma cero, la reconstrucción no impulsa el crecimiento económico. Por tanto, opinamos que es un error dejar que las noticias aterradoras sobre desastres naturales influyan en la toma de decisiones sobre su cartera.
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[1] Fuente: Fondo Monetario Internacional (FMI), a 29/3/2022. Previsión del PIB, enero de 2022. El producto interior bruto, o PIB, es una medida de la producción económica producida por el gobierno.
[2]Fuente: FMI, a fecha 8/4/2022. Producto interior bruto (PIB) mundial a precios corrientes en USD. Las fluctuaciones monetarias entre el dólar y el euro pueden dar lugar a una mayor o menor rentabilidad de la inversión.
[3] Fuente: Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, a fecha 9/5/2018. Informe sobre el ciclón tropical Katrina. Cifra presentada en USD.
[4] Fuente: Oficina de Análisis Económico de EE.UU., a 17/3/2020. Estimación de los daños causados por el huracán Katrina como porcentaje del PIB estadounidense de 2005; crecimiento del PIB de 2005. La inflación es el fenómeno del aumento generalizado de los precios en una economía.
[5] Ibid.
[6] Fuente: FactSet (NYSE:FDS), a 13/4/2022. Rentabilidad total del S&P 500 con dividendos netos en USD. Las fluctuaciones monetarias entre el dólar y el euro pueden dar lugar a una mayor o menor rentabilidad de la inversión.
[7]Fuente: Administración de Información Energética de EE.UU., a 27/7/2022.Suministro de petróleo mensual, marzo de 2022, datos preliminares.
[8] Fuente: Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, a 9/5/2018. Informe sobre el ciclón tropical Harvey. Cifra presentada en USD.
[9] Fuente: FactSet, a 9/3/2022. Rentabilidad del índice MSCI USA con dividendos netos en USD, del 29/8/2017 al 31/12/2017. Las fluctuaciones monetarias entre el dólar y el euro pueden dar lugar a una mayor o menor rentabilidad de la inversión.
[10] Fuente: Organismo Internacional de Energía Atómica.
[11] “Impacts of Severe Natural Catastrophes on Financial Markets”, Cambridge Centre for Risk Studies, marzo de 2018. Datos presentados en dólares.
[12] Fuente: FactSet, a 7/4/2022. Rentabilidad del índice MSCI Japan con dividendos netos en USD, del 11/3/2011 al 15/3/2011. Una corrección es un descenso impulsado por el sentimiento de alrededor del -10 % al -20 %.
[13] Ibídem.
[14] Ibídem. Rentabilidad del índice MSCI Japan con dividendos netos en USD, del 15/3/2011 al 5/5/2011.
[15] “Essays on Political Economy”, Frédéric Bastiat, 1850.