El 19 de octubre de 2021 supuso un día histórico para el mercado de las criptomonedas. La Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) aprobó un fondo cotizado en bolsa de futuros de Bitcoin y ProShares se convirtió en el primer emisor de un (NYSE:ETF) de Bitcoin en toda la historia de EE.UU. Una decisión que llegó después de varios años de intentos fallidos de las compañías de inversión ante la SEC.
El primero de los actores implicados en este hito es la reina de las criptomonedas nacida en 2009, Bitcoin. Una moneda digital que se utiliza para intercambiar bienes y servicios como cualquier otra divisa. Su peculiaridad reside en que no existe autoridad u organismo de control responsable de su emisión y registro de movimientos, sino que se trata de una clave criptográfica asociada a un monedero virtual.
Por otro lado, un ETF es un instrumento de inversión que combina fondos y acciones y se negocia en bolsa. Se caracteriza por invertir en una cesta de activos tales como acciones, divisas o bonos y por replicar índices bursátiles como el FTSE 100 o S&P 500. La diversificación y la transparencia son algunos de sus grandes atractivos y dos de las claves que explican su reciente fama. Los ETF ofrecen más diversificación, se consideran una inversión de menor riesgo y, a diferencia de los fondos de inversión, los ETF no requieren una inversión mínima y se pueden comprar y vender con facilidad.
Gran parte de las expectativas con respecto a los fondos cotizados de Bitcoin residían en el hecho de que los inversores -institucionales y no institucionales-, se atreviesen finalmente a realizar operaciones con criptomonedas. Gracias a ello, habría otros flujos nuevos de capital en los mercados de criptodivisas y se daría un paso adicional en su aceptación por toda la comunidad inversora.
Sin embargo, hay reservas en la estructura que tienen algunos de ellos, en particular los que invierten vía futuros. Su principal hándicap es la rentabilidad de esos productos. Dando un paso atrás, este es precisamente el motivo por el que surgieron los ETFs y las ventajas que conllevan: si un minorista intentase seguir el rendimiento de un índice como el Istanbul 500 o el Russell 3000, o intentara comprar todos los valores que hay dentro de dicho índice, sería prácticamente imposible. Debería tener tiempo completo para dedicarse a ello y, con todo, puede que no lo consiguiese. Por lo tanto, los ETFs son, en realidad, una forma de intentar capturar la beta del mercado diversificando la cartera de una forma muy eficiente.
Estos nuevos productos, en particular el primero de ProShares con la estrategia de futuros, lo que en origen pretenden conseguir es diversificar riesgos, pero en realidad logran lo contrario. Están acumulando una estructura que suma el riesgo del Bitcoin al riesgo derivado del futuro, más el riesgo del emisor de ese ETF, que es bajo pero no cero. Y todo ello, además, con una estructura de futuros que, según algunas estimaciones, podría tener una fricción y, por tanto, una pérdida de rentabilidad para el cliente de entre un 5 y un 10% anual sobre el subyacente. Por tanto, el inversor debe tener muy claro si son para él o no. En cualquier caso, resulta mucho más atractivo y eficiente (desde un punto de vista de rentabilidad) invertir directamente en el activo.
Otra reflexión que debemos plantearnos es por qué se ha aprobado primero en EE. UU. un fondo cotizado del bitcoin basado en futuros. Probablemente la SEC haya preferido hacerlo de esta forma ya que, al ser sobre futuros, estos tienen jurisdicción y están regulados. Es decir, cotizan en un mercado sobre el que la SEC tiene cierto control y visibilidad. Y ante un producto que podría no ser eficiente ni resultar atractivo, es probable que la entidad haya preferido autorizar primero un producto regulable y sobre el que puede tener un control más directo.
Es muy importante que el inversor se informe debidamente ya que, en muchos casos, encontramos fondos que aprovechan el interés que hay en las criptomonedas para posicionarse. A veces los inversores piensan que algunos fondos de tecnología blockchain están directamente relacionados con el Bitcoin, pero el comportamiento de las empresas que componen esos fondos no tiene por qué seguir el precio de Bitcoin u otras criptomonedas.
En cualquier caso, un fondo que contenga directamente spot de Bitcoin será más eficiente que el que contenga derivados, esa necesidad que va a tener el fondo de renovar los contratos y los futuros va a pesar en la rentabilidad al añadirse capas de complejidad, exposición y riesgo sin que de verdad esté aportando nada al cliente.
Es por tanto probable que el ansiado fondo cotizado en el precio al contado no llegará a corto plazo en EE.UU. Antes de que la SEC se sienta cómoda aprobando un producto de este tipo, preferirán repensarlo o incluir alguna regulación adicional sobre las criptodivisas. Ya hay distintas señales que se han mandado desde la SEC y, probablemente, estemos acercándonos a una publicación de nuevas regulaciones en EE.UU. Todo apunta a que quieran tener antes todo bien atado, con un campo de juego bien claro para todos los actores. Hasta que eso no esté listo, no es probable que den muchos pasos adicionales.