En las últimas sesiones, las bolsas se han alejado de los máximos cosechados tras las elecciones estadounidenses. El S&P 500, aunque retrocedió cerca de un 2% la semana pasada, mantiene un desempeño más que notable en el acumulado del año, con una subida superior al 20%. Este breve descanso no parece alterar el panorama positivo de fondo, pero sí ha llevado nuevamente el foco de atención hacia dos temas clave: la inflación y la política de la Reserva Federal.
Inflación: avances y desafíos pendientes
Los datos de inflación del índice de precios al consumidor (IPC) correspondientes a octubre cumplieron con las expectativas del mercado. A pesar de que la inflación general sigue en una tendencia descendente desde sus picos históricos, ciertos componentes, como la vivienda y los seguros de vehículos, permanecen elevados. Estos elementos reflejan las complejidades estructurales de la economía, aunque el objetivo del 2% de la Fed parece cada vez más alcanzable en el mediano plazo.
La persistencia de la inflación en los servicios sigue siendo un reto, pero los avances logrados desde el pico del 9,1% en junio de 2022 muestran un progreso sustancial. Si la economía modera su crecimiento y el mercado laboral se ajusta, es probable que esta presión inflacionaria residual también se disipe. A largo plazo, una inflación estabilizada entre el 2% y el 3% sería un escenario favorable tanto para consumidores como para inversores, ofreciendo un equilibrio entre precios estables y un crecimiento económico sostenible.
Política arancelaria: ¿riesgo o herramienta de negociación?
La incertidumbre sobre posibles cambios en las políticas comerciales ha generado cierta cautela entre los inversores. Los aranceles, a menudo percibidos como un impuesto al consumidor, pueden elevar los precios a corto plazo, pero la historia muestra que sus efectos inflacionarios suelen ser transitorios. Ejemplos como el de las lavadoras en 2018 destacan que, a menudo, los precios vuelven a niveles normales con el tiempo, e incluso pueden incentivar la diversificación de las cadenas de suministro.
Más allá del impacto económico, los aranceles también pueden ser una herramienta para negociaciones bilaterales, y su implementación dependerá de las prioridades de la nueva administración a partir de 2025.
La Fed y su enfoque prudente ante los recortes de tipos
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dejó claro la semana pasada que "no hay prisa" para recortar las tasas de interés. A pesar de que la inflación ha disminuido significativamente, la fortaleza de la economía y la resiliencia del mercado laboral justifican un enfoque gradual. La Fed parece estar más inclinada a realizar ajustes modestos en los tipos durante 2025, buscando un equilibrio entre apoyar el crecimiento y evitar un repunte inflacionario.
Perspectivas de fin de año: ¿habrá rally?
Históricamente, los últimos meses del año son positivos para los mercados, y 2024 podría no ser la excepción. Sin embargo, parte del impulso tradicional ya podría haberse materializado tras el repunte postelectoral. Aun así, los fundamentos económicos permanecen sólidos: el crecimiento sigue siendo resistente y la inflación está en gran medida contenida.
La incertidumbre política y los episodios de volatilidad podrían continuar siendo parte del proceso, pero el mercado ha demostrado su capacidad para superar estos desafíos. A medida que el crecimiento económico y los beneficios empresariales siguen apuntalando este mercado alcista, las correcciones podrían representar oportunidades para los inversores con una perspectiva a largo plazo.
En conclusión, aunque el rally del mercado parece haber tomado una pausa, el escenario sigue siendo favorable. Los retos de corto plazo, como la inflación persistente en ciertos sectores o la incertidumbre política, son manejables en el contexto de una economía sólida. Si se mantienen estos fundamentos, las bolsas podrían cerrar el año en zona de máximos, sentando las bases para un 2025 optimista.