A medida que Argentina cae en el caos económico, los temores de incumplimiento están bien fundamentados. El peso ha caído más de 45% frente al dólar este año y la inflación oficial está por encima del 25%. El banco central intentó inútilmente arreglar las cosas mediante el aumento de las tasas del 15% al 60% y prometió no bajarlas antes de diciembre. Dudamos de que esto afecte la confianza de los inversores o el lento éxodo de capitales. Las tasas de interés reales están muy por debajo de los niveles que atraerían la afluencia de capitales.
Se habla de "contagio", pero sospechamos que la probabilidad es extremadamente baja. Siguiendo la moneda de Turquía, los mercados que se desploman son hipersensibles al próximo fracaso de los mercados emergentes. Argentina es un caso especial. A diferencia de Turquía, que forma parte del índice MSCI de mercados emergentes y está bien afianzada en carteras emergentes, Argentina está clasificada como una inversión fronteriza. Inversores muy selectos se aventuran en este segmento, comprenden los riesgos y pondrán una barrera a las preocupaciones de contagio. Eso nos da tiempo para preocuparnos por la TRY, el BRL y el ZAR, ya que el mayor ajuste monetario de los Estados Unidos continúa presionando a las débiles monedas de los mercados emergentes.