En los últimos días, los participantes del mercado han dejado a un lado sus preocupaciones acerca de la política monetaria para centrarse en los acontecimientos políticos en los EE. UU., más específicamente la renuncia de varios de sus asesores. Los rumores de que Gary Cohn podría seguir en la lista desencadenaron una ola de pánico entre los inversores. La renta variable se vio afectada, dado que el S&P 500 terminó en terreno negativo por segunda semana consecutiva, con una caída general de 2,08 %. El índice tecnológico Nasdaq cerró por debajo del umbral neutral por cuarta semana consecutiva, un 2,7 % desde el 24 de julio.
Sin embargo, la elevada masa anual de banqueros centrales en Jackson Hole probablemente desvíe la atención de los inversores lejos de los problemas políticos de Trump. Como de costumbre, los bancos centrales de Estados Unidos y de la UE serán los más grandes jugadores de la mesa. Sin embargo, este año es muy diferente, ya que ambos dejaron claro que están dispuestos a moverse más hacia el ajuste. La Fed ha estado retrasando el anuncio de la fecha de inicio de su reducción de balance durante varios meses, mientras que el BCE se ha mostrado reacio a dar más información acerca del ajuste. Por otra parte, ambas instituciones se enfrentan a un creciente malestar, dado que los niveles de inflación se han desacelerado en los EE. UU. y la Eurozona. El mercado desea, pues, tener claridad sobre este tema específico. El foro de política monetaria del banco central del día jueves será el evento clave de la semana, con Janet Yellen como invitada principal.
El dólar ha operado mayormente de forma lateral el lunes, a pesar de que subió 0,15 % frente a la moneda única, 0,25 % frente al franco suizo y 0,14 % frente al dólar australiano. Sólo el yen japonés fue capaz de extender sus ganancias, subiendo un 0,10 %. Esperamos que el apetito por el dólar permanezca débil antes del discurso de Yellen, especialmente en el contexto de fuerte divergencia entre los miembros de la Fed y los datos de inflación sin brillo.