“Para las langostas que estaban en la pecera del Titanic, lo que ocurrió fue un milagro”.
Estimados lectores y lectoras, el mundo es interpretativo y nuestra realidad no es la realidad. Nuestros hechos no son los hechos. Nuestra verdad no es la verdad. Y la bolsa, trading o las inversiones no se escapa de ello.
Cuando usted compra 100 acciones de Apple (NASDAQ:AAPL), Telefónica (MC:TEF), Kernel Group Holding o Industrias Peñoles S.A .U porque cree que son empresas que tienen futuro, o bien porque ha presentado resultados positivos, o bien porque han superado a nivel técnico una resistencia, o porque llega al precio objetivo de compra que usted previamente había estudiado, en la otra parte hay otro inversor o especulador que le está vendiendo esa acción que usted compra porque ha llegado a unas argumentaciones completamente contrarias a las que usted asegura con completa confianza.
En cientos de ocasiones un lunes cualquiera sale un informe de J.P. Morgan no recomendando la compra de una determinada empresa y el martes sale un informe de Goldman Sachs (NYSE:GS) recomendándola. ¿Quién tiene razón? ¿Cuál de las dos instituciones financieras está analizando correctamente los balances y cuenta de resultados de la empresa?
El miércoles sale un reconocido analista técnico dando soportes y resistencias de un determinado activo al día siguiente, otra famosa analista técnica indica soportes y resistencias muy diferentes sobre el mismo activo. ¿Quién de los dos se equivoca? ¿Están analizando el mismo activo?
Recuerden que, en marzo del 2020, cuando el SP500 bajaba un 35% y usted abría su plataforma para vender sus activos, los podía vender porque en la otra parte del mundo existía un inversor o inversora que le estaba comprando esos activos.
Para unas personas una bajada del 20% de Nasdaq es una simple corrección y por tanto una oportunidad de compra. Para otras, un desplome y el inicio de una gran recesión que lo llevará a bajar un -85% como en el año 2000. El dato es el mismo para los dos grupos: Es un número. Es un -20%. Es como el agua: Incolora, inolora e insípida. Pero somos nosotros que damos sentido (como si le pusiéramos especies a una comida) a ese -20%. Somos nosotros que interpretamos ese -20% y por tanto actuaremos en base a la interpretación y no en base al dato.
Y que no es interpretativo en el trading: el precio. Si hoy el SP está en 4550 puntos, lo único no interpretativo es el número en sí mismo: 4550. Es usted que después dirá o analizará que esta sobrevalorada, que está por encima de un canal ascendente, que está llegando a un segundo doble techo, etc. En este caso ya no se está analizando en el precio sino en el “entorno” del precio. Si Procter& Gamble tiene unos beneficios anuales de 4.500 millones de $, la cifra de 4.500 millones es lo único real. Después usted valorará si son buenos o malos en comparación al año anterior, a la competencia o encuadrándolo a la situación macroeconómica de momento, y, por tanto, no analiza el precio, sino su entorno.
Y aquí aparece la paradoja de trading y la inversión No analizamos un activo sino su entorno. No analizamos un precio (que de por sí es imposible analizarlo puesto que es un número sin más) sino toda aquella narrativa que nosotros le damos a ese número, una narrativa basada en nuestras experiencias, conocimientos, ilusiones y emociones del momento. Es lo que se conoce como la escalera de inferencia, proceso psicológico que se debe de explicar detalladamente en un artículo aparte.
¡Les deseo buenas inversiones!