¿Sirven para algo en la bolsa y en los mercados financieros los sentimientos y el corazón?
A menudo, en la vida y en el trading, solemos pensar que siempre, a una acción le debería corresponder una justa y lógica reacción y, simplificando, si se produce una buena noticia que afecte a la vida "real", la bolsa debería subir, y si ocurre una mala, o incluso una catástrofe humanitaria, los mercados deberían caer.
Sin embargo, por desgracia, intervienen muchos más factores y al margen de que cuando se produzcan esos acontecimientos, ya esté todo previsto o descontado, la bolsa "no tiene corazón"...
Explico el motivo de esta reflexión: Recibo el correo de M., un buen alumno y buen trader, que me describe su aciaga operativa del 23 de mayo de 2017, día en que (después de muchos días haciéndolo muy bien), tuvo una sesión, no ya mala, sino totalmente "desastrosa".
Se saltó todas las normas, todo el plan y todo el sistema de trading que había compartido con él y que se sabe de memoria, y basándose en lo que muchas veces insistimos: en tratar de operar en base a rumores, a noticias, a suposiciones... en lugar de actuaciones y realidades.
Me cuenta M. que despertó oyendo la radio y las noticias que describían el lamentable, condenable y sin sentido atentando terrorista de la noche anterior en Manchester, cuánta consternación y dolor le causó el enterarse... pero cometió el error de extrapolar esos sentimientos a la hora de sentarse un rato después para operar en la apertura de los mercados europeos, a eso de las 9:00 horas.
Pese a habérselo repetido muchas veces e insistirle también en sesiones de coaching en la importancia que tiene siempre la gestión emocional y en cómo no hay que descuidarse ni bajar la guardia ni una sola vez, esa mañana, en lugar de mirar los gráficos con paciencia y esperar a ver en qué dirección se movía, el impacto de la tragedia humana le "condicionó" y le hizo suponer que, dado que había ocurrido semejante desgracia, los mercados "iban a caer con fuerza".
Según él, "lo lógico" y "lo justo" era que después de ese atentado, de una noticia luctuosa y triste, la bolsa y todos los inversores vendieran y reaccionaran a la baja y por éso, sin pararse siquiera a ver el escenario que dibujaba el precio, en cuanto abrió la plataforma de su broker, comenzó a meter órdenes de compra (en concreto en el mercado alemán, en el Dax).
El mercado no solamente no bajaba, sino que subía, y con bastante fuerza, pero en su cabeza M. solamente seguía "creyendo", "pensando" "opinando" y "deseando" en cortos, en caídas en los mercados, en lugar de seguir las reglas, el sistema y gestionar y gestionarse.
Por supuesto, quitó los stops de las operaciones y también se sobreapalancó en exceso, totalmente bloqueado y vendiendo más y más contratos, a medida que el sistema de trading, el mercado y el gráfico le decían que cerrara de una vez esas operaciones a contracorriente y a contra tendencia y que se pusiera de una vez a favor de ésta y comprara.
Él mismo se decía que "no podía ser", que todo "debía bajar"... pero al final no le quedó más remedio que cerrar todas las operaciones, con un enorme dolor monetario y emocional, y con un gráfico lleno de tan malas operaciones como las que están marcadas en esta imagen:
En este caso, una imagen vale más que 10.000 palabras y lástima que el compañero M. haya tenido que sufrir semejante pérdida para darse cuenta de una vez por todas, que la bolsa y los mercados no tienen corazón, ni sentimientos, y que como siempre repetimos, puede pasar "cualquier cosa en cualquier momento", y que precisamente por éso, lo que importa no es lo que haga el precio... sino cómo actuemos nosotros.Si seguimos nuestras reglas, nuestro plan, nuestro sistema de trading (el que hayamos aprendido), si tratamos de actuar siempre con disciplina, cabeza, conciencia y prudencia.
Si nos basamos más en la realidad que sucede que en lo que nosotros deseemos que suceda.
Si tenemos predefinidos nuestros stops, y cómo nos comportaremos según cómo se comporte el precio, podremos evitar que nos pasen cosas semejantes.
Y como también nos gusta decir, aprender de ese fallo, de ese "día desastroso", obligarnos a que no pase de nuevo... que tu último error sea tu mejor maestro.
Y no obviar nunca ni nuestros sentimientos ni nuestro corazón... pero a la hora de operar y de hacer trading, aparcarlos y tratar de ser lo más fríos y profesionales posibles.
Siempre.