Como anticipamos ayer, la escalada de tensión del conflicto comercial entre EE.UU. y China impactó de forma negativa en los mercados occidentales. Así, tras la amenaza de Trump la semana pasada de imponer tarifas adicionales del 10% a $ 300.000 millones de productos importados desde China a partir del 1 de septiembre, faltaba por conocer la respuesta del país asiático.
Y la misma se llevó a cabo mediante la mayor devaluación de la divisa china, el yuan, en más de una década, al permitir el Banco Popular de China (PBoC) la cotización del yuan hasta más allá de las 7 unidades por dólar, un nivel que no se registraba desde 2008. Además, el Gobierno de Pekín solicitó formalmente a las empresas semi-públicas que no adquirieran productos agrícolas estadounidenses, algo que no estaban haciendo ya en gran medida, según los negociadores estadounidenses.
Hay que señalar que China ya no podía imponer más tarifas a productos estadounidenses, ya que ha gravado con aranceles casi todo lo que está a su alcance, por lo que optó por atacar a Trump con un “arma” contra el que el presidente estadounidense no tiene tanta facilidad de respuesta. En repetidas ocasiones Trump ha protestado contra China por “dirigir” su economía y promover la devaluación de su divisa para favorecer los movimientos comerciales de sus empresas, a lo que las autoridades chinas se han limitado a indicar que los movimientos del yuan se han debido a fluctuaciones “normales” del mercado de divisas. Aunque en principio intentaron argumentar esta vez lo mismo, un portavoz anónimo del banco central chino indicó que el movimiento fue una represalia a la amenaza de tarifas de Trump.
Como respuesta, además de la queja de Trump de la “supuesta” manipulación a través de Twitter y de su llamamiento a la Reserva Federal para que reaccione, el Departamento del Tesoro de EE.UU. ha incluido a China como un país que manipula su divisa, algo que hasta ahora habían evitado hacer hasta en cinco ocasiones, probablemente para evitar dañar las negociaciones comerciales que ambos países mantenían. Esta medida no la adopta EE.UU. desde que la Administración de Bill Clinton lo hiciera en 1994, precisamente a China. De esta forma, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, tratará con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el negociar la eliminación de la ventaja competitiva creada por China con esta medida. Esta respuesta es principalmente simbólica, puesto que diversos economistas dudan que China cumpla todos los criterios técnicos establecidos por el Departamento del Tesoro para que se considere una manipulación.
Indicar que, tras conocer el movimiento en la apertura de la sesión de Europa, los “números rojos” se mantuvieron en los principales índices europeos hasta el cierre, con caídas cercanas o superiores al 2% en los más importantes (FTSE británico: -2,47%; DAX: -1,80%; CAC: -2,19%), debido a los intereses mineros e industriales en el país asiático. Además, la divisa estadounidense cedió terreno con otras divisas importantes, como el yen, el euro, y la libra, pero se revalorizó un 1,5% con respecto al yuan.
La reacción de los índices estadounidenses fue incluso más virulenta que en Europa, con los índices principales de la Bolsa de EE.UU. registrando sus mayores caídas en una jornada de todo el ejercicio: DowJones (-2,9%; quinta caída consecutiva), S&P 500 (-3,0%; sexta caída consecutiva) y Nasdaq Composite (-3,5%; sexta caída consecutiva). Señalar que el S&P 500 ya se encuentra un 6% por debajo de sus máximos registrados el mes pasado. Apple (NASDAQ:AAPL) lideró las caídas, con un retroceso del 5,2%, ya que las nuevas tarifas afectan a todos sus componentes, aunque las caídas fueron generalizadas, con un impacto más negativo para las compañías más afectadas por el conflicto, como FedEx (NYSE:FDX), Boeing (NYSE:BA), AMD (NASDAQ:AMD), Caterpillar (NYSE:CAT), Micron (NASDAQ:MU), Skyworks.
Lo que subyace detrás del movimiento de devaluación realizado por China como represalia a las mayores tarifas de Trump es que las posturas comerciales entre ambos países están más distantes que nunca, la posibilidad de que ambas alcancen un acuerdo comercial se antoja muy complicada, y la introducción del elemento divisa, antes secundario, como protagonista en las negociaciones añade más incertidumbre al desenlace de las mismas y genera el temor de que ambas naciones conviertan el conflicto comercial en un conflicto de divisas.
Así, ante la posibilidad de que Trump eleve las tarifas que iba a imponer del 10% al 25% a los $ 300.000 millones de productos importados chinos, podría responder China con una mayor devaluación del yuan, aunque creemos que ambas medidas serían muy mal recibidas en sus respectivos países, en EE.UU. porque podría afectar negativamente al consumo privado, y en China, porque los inversores podrían sacar sus capitales del país para llevarlos a países o valores más “seguros”, como el oro, el franco suizo o curiosamente, el dólar.
La sesión de hoy es muy ligera en actividad macroeconómica, con solamente las órdenes de pedidos de Alemania del mes de junio y la cifra de empleos disponibles (JOLTS) en EEUU, también del mes de junio. Ambos datos no tendrán influencia significativa en los mercados.
Por ello, creemos que la atención de los inversores volverá a centrarse hoy en cualquier noticia procedente del conflicto comercial entre EE.UU. y China, que volverá a incidir en la evolución de los mercados financieros occidentales de forma decisiva. Creemos que la sesión en Europa abrirá hoy prácticamente plana o ligeramente al alza, a pesar de las fuertes pérdidas de ayer en Wall Street y de las pérdidas de las bolsas asiáticas esta madrugada.