La terminación del acuerdo de inversión con Gonvarri, que estaba sujeto a determinadas condiciones entre las que se encontraban el mantenimiento del aseguramiento de la ampliación de capital por parte de las entidades aseguradoras anunciado con fecha de 24 de septiembre de 2015, y la suscripción de un importante paquete de apoyo financiero a favor de la sociedad por un conjunto de entidades financieras fue lo que marcó la situación de incertidumbre que estamos viviendo en estos momentos en Abengoa (MC:ABGek)
Una compañía que, hasta ahora, tiene presencia en más de ochenta países y cuenta con continuos anuncios de nuevos contratos en varias partes del mundo a través de sus dos líneas de negocio -energías renovables y medio ambiente- es lo que definen a la firma como una multinacional generadora de un gran volumen de exportación y de miles de puestos de trabajo.
Una empresa reconocida a nivel internacional dentro de su sector, no obstante, no olvidamos la formación de su pasivo, algo que por supuesto hay que tener en cuenta pero que no la ha llevado a la situación actual.
Abengoa cuenta actualmente con una plantilla de más de 24.225 personas, de las que 5.573 trabajan en España, la mayoría en Andalucía.
La lógica apunta a que el motivo que ha movido la decisión final de Gestamp y más adelante la de Abengoa de entrar en preconcurso de acreedores no lo marca el futuro de la compañía.
No podemos ocultar el potencial con el que cuenta la compañía a pesar de sus estados financieros. Es evidente que las entidades estaban dispuestas a intervenir en la ampliación de capital, anunciada hace cuatro meses al igual que el inversor Gonvarri. Ahora bien, los que parecen que no están dispuestos a apostar por la compañía es la propia familia fundadora, quienes no han podido ocultar su afán por dar prioridad a sus propios intereses antes que a la propia sociedad.
Algo que culmina con uno de los principios éticos de cualquier equipo directivo, obligados a defender los intereses de sus propietarios, de todos sus propietarios, y no sólo los de las familias fundadoras.
A la espera de que, firmas de casi todos los continentes, incluso un banco público de EE.UU., supervisado por el Tesoro estadounidense, que cuenta con la mayor exposición en Abengoa con un total de 2.220 millones, permitan que la compañía llegue a un acuerdo velando por el futuro de la compañía y la credibilidad que han depositado en ella sus inversores.
Finalmente, debemos de contar con que la ampliación de capital saldrá hacia delante, consiguiendo que la familia Benjumea ceda el control y deje a un lado sus propios intereses, viendo reducida su participación por debajo del 50%.