No quiero ni debo extenderme en el desarrollo del argumento del título de este artículo. Seré breve, concreto e iré justo allá donde quiero, para explicar exactamente lo que quiero transmitir.
No podremos obtener resultados óptimos si partimos de conceptos erroneos que hacen que el desarrollo del camino no sea el adecuado para lograr las metas que nos hemos propuesto.
El punto de partida es crucial para determinar el rumbo que queremos y debemos tomar. En ese punto es donde aparece la razón fundamental que diferencia el éxito del fracaso, lo acertado de lo inoportuno, lo racional de lo emocional, lo trascendental de lo irrelevante, acabando en anécdota.
Por encima de todo ello hay un concepto que se debe manejar a la perfeccción para una buena consecución de los actos que debemos acometer. La técnica es la clave.
No conseguiremos la técnica necesaria de aquello que nos hayamos propuesto si el entorno no es el adecuado. No me refiero a un entorno físico, familiar o de amistad. Si no un entorno técnico y no vulgar. Quizá no podramos elegir parte de nuestro entorno en este sentido y nos venga dado. Pero si podemos disgregar lo técnico de lo vulgar.
Hoy día se ha vulgarizado gran parte de nuestros actos, creencias, comentarios y actividades. Se ha perdido la dosis técnica que toda actividad y argumentación necesita para caminar con propiedad, personalidad, criterio y rigor para tomar las deciones necesarias para el desempeño de cualquier forma de vida.
Se ha vulgarizado tanto todo, que el trading no iba a ser menos, y fruto de ello, la cabida de todos aquellos que sin técnica ni entorno necesario hacen de los mercados su vía crucis personal.