Hoy me ha preguntado el primo de mi vecino (no va con segunda intención…), si realmente servían para algo la formación, el aprendizaje, los cursos, la lectura, la educación, para poder conseguir hacer trading, e Invertir en los mercados financieros con mayores garantías de éxito y con más confianza y eficacia.
Es un tema que levanta suspicacias de todas clases, y respetando la opinión de todo el mundo, habrá quien opine que es mucho mejor ser autodidacta, dedicarse a buscar toda la información posible que existe hoy día en las redes sociales (aunque se tarde bastante más tiempo o incluso nunca se consigan “reordenar” todas las ideas que aparecen, o se mezclen conceptos y al final resulte hasta perjudicial), y habrá quien opine que es mejor gastarse el dinero en cualquier otra cosa antes que en nada que tenga que ver con la formación.
Al final, lamentablemente, ocurre con frecuencia que mucha gente, por querer “ahorrarse” un puñado de euros y un “puñado” de valiosos minutos de su vida en aprender con dedicación y compromiso, termina sufriendo pérdidas económicas, personales y anímicas mucho mayores de las que imagina, y acaba lamentándose de no haberse preparado lo suficiente antes de “lanzarse a los mercados y a los gráficos”…
Podríamos resumirlo todo en esta frase : “Si piensas que la educación y la formación es cara… prueba con la ignorancia”.
¿Algunos motivos más para atreverte a formarte en el trading?
Por la parte que nos toca (desde nuestra web, sí que damos formación, y cursos, cobrando una cantidad que entendemos mínima, teniendo en cuenta lo que tratamos de aportar y nuestra dedicación, y también realizamos webinarios para difundir la cultura financiera y bursátil, y para tratar de que la gente invierta y haga las cosas con "cabeza" y no con el corazón, y escribimos gratuitamente miles y miles de palabras en infinidad de y artículos, y contestamos decenas de emails en los que tratamos de orientar a todo el mundo, pero también por la parte que afecta a mucha gente que se dedica (acertada o erróneamente, esa es otra cuestión), a tratar de formar, de intentar que la gente aprenda, o de enseñar a moverse con ciertas garantías de éxito en esta auténtica selva que son los mercados y el mundo de las inversiones y el trading en general, nos permitimos exponer (con todo el respeto) éstas reflexiones en alto, para que cada cual saque sus propias conclusiones:
- Cuando un estudiante de Medicina está estudiando su carrera, las asignaturas más prácticas suelen ser impartidas por médicos (y cuánto más reconocimiento tengan, mejor), y cuando acaba sus estudios y desea ser un Especialista en alguna materia, lo normal es que para prepararse el examen, acuda a una Academia en la que los profesores suelen ser médicos (que ejercen, y con la experiencia suficiente, y que cobran también por enseñar), y a nadie se le ocurre “protestar” ni siquiera dudar diciendo que “cómo se le ocurre a ese cirujano tan famoso dar clases a mi hijo, seguro que es un farsante…”.
- Cuando alguien quiere ser juez, o fiscal, o funcionario de cualquier especialidad, lo normal es que desee que quienes le impartan esas clases sean a su vez profesionales “en ejercicio”, y las Academias más prestigiosas son precisamente las que cuentan entre sus filas con gente que reúna estas características.
- Si alguien quiere enviar a su hijo a un “campus deportivo” en verano, preferirá que sea un deportista famoso el que lo imparta, o como mínimo, quién lo coordine. Tampoco nos imaginamos a nadie diciendo algo así como “envíe a mi hijo a la Escuela de Karts de Fernando Alonso, y éste lo supervisa todo y encima, ha estado unos días con los alumnos. Con el dinero que gana, seguro que es un vendehumos…”.
- He intentado aprender a tocar la guitarra varias veces, y preferí que quien me enseñara fuera miembro en activo de un grupo de música no muy conocida, pero que batalla por todos los escenarios y disfrutando de lo que hace, y si yo no conseguí finalmente ser en absoluto un virtuoso (cuando intento que suenen los acordes del “Tears in Heaven” de Eric Clapton, el único sentimiento que consigo inspirar es el de pena…pero por lo que desafino), no fué porque el profesor fuera malo, sino porque yo ni le dediqué el tiempo preciso, ni me esforcé lo suficiente, ni puse la disciplina necesaria, ni me entregué a ello como debiera haberlo hecho…La culpa fué mía, y ni se me ocurre ni se me ocurrirá culpar de mi fracaso como estrella del Rock al bueno de F. que puso todo su empeño en ello, y que sí que logra que otras personas sean ya grandes guitarristas.
Lo mismo podríamos aplicar para quien quiera aprender a cocinar (todos preferirán que quien enseñe sea cocinero), a “ponerse en forma” y preparar una maratón, a pintar, a programar, a bailar, a cantar ópera… No nos imaginamos a nadie protestando porque alguien se apuntara un día a un curso y su profesor fuera Plácido Domingo…
Pues salvando las lógicas diferencias, lo mismo debería suceder con el trading y con la formación relacionada con éste.
- Claro que, como en todos los campos, “ni son todos lo que son, ni están todos los que son”, y ya depende de cada persona el equivocarse o el acertar escogiendo a quien desee que le ayude en su camino, y depende de cada formador el ser lo suficientemente honesto como para reconocer si vale para ello realmente o no. Al final, todo se acaba sabiendo, y quien más quien menos, puede terminar deduciendo de quién puede fiarse y de quién no, pero tratar de meter a todo el mundo en el mismo saco, es cuanto menos injusto e ilógico.
- Recomendaríamos no “lanzarse a la piscina de los mercados” desembolsando una cantidad demasiado grande de dinero sin saber si ésto está hecho para nosotros, o si nos va a gustar, o si vamos a tener las ganas para focalizarnos en ir a por ello de verdad .
Y ello, partiendo de que mi primer curso de trading me costó la “broma” de casi 7.000 USD, y no me sirvió casi para nada, por lo que sí que aconsejamos que cada cuál escoja su modo de aprender, pero que escoja el curso que sea (el nuestro, porque creemos en él o el de cualquier otro compañero, que la oferta es enorme, pero sin que al menos inicialmente le suponga un desembolso económico tan grande que luego nunca pueda llegar a rentabilizar), y aconsejando que luego pueda empezar muy poco a poco, arriesgando lo menor posible mientras va conociendo más sobre el sistema de trading y aplique y mientras va conociéndose a sí mismo y obligándose a ser disciplinado, paciente, decidido cuando hay que serlo, pero prudente siempre...
¿Por qué no tratar de buscar nuestros propios puentes, nuestro propio camino, nuestra propia vía, nuestra propia forma de llegar hacia nuestra meta, aunque sea “apaláncandonos” de la experiencia, del conocimiento, de los pasos que otras personas hayan dado, y aunque nos cueste algo de dinero y algo de tiempo?
¿Por qué no en lugar de poner continuos “muros” a lo que hacen o dicen los demás, tratamos como mínimo de ponerlo todo bajo el beneficio de la duda, y decidimos que no todo tiene por qué ser blanco ni negro, y ni todas las personas ni todos los formadores de trading son buenos o malos de antemano?
Focalicémonos en tratar de lograr lo que deseamos, sabiendo no solamente que “nuestra mejor inversión será nuestra propia formación”, y que dependerá mucho de la dedicación y constancia que empleemos.
Y que, aunque hoy día, según algunos “todo está en internet”, sería hipócrita por mi parte pretender que siendo autodidacta o viendo muchos vídeos y tutoriales por Internet, llegaré algún día a tocar una canción entera con la guitarra sin equivocarme…
Habrá quien lo consiga, por supuesto, pero no hay nada malo en pedir ayuda, en buscar aprender de la mano de otra persona, en intentarlo de verdad, y en invertir algo de dinero y de tiempo en tratar de lograr algo que de otro modo,y a la larga, nos terminará costando mucho más caro, o que acabaremos abandonando porque nos falta una guía, o porque no sabemos cómo seguir.
Cada cuál es libre de decidir, por supuesto,de estar en un lado o en el otro, o de ser un mero observador, pero como mínimo, dar el beneficio de la duda y no globalizar ni generalizar de antemano.
De nada vale ya quejarse o lamentarse por lo que no hemos podido o no nos hemos atrevido a hacer a lo largo del 2016, ya no tiene remedio. Pero sí que podemos aprovechar el año que empieza para decidirse a hacer las cosas, ser constantes, persistentes...
Y por mi parte, y para dar ejemplo, prometo desde el próximo mes desempolvar mi vieja guitarra acústica y volver con humildad a retomar las clases, a ver si esta vez consigo que la inspiración acabe encontrándome a mí… mientras trabajo, me esfuerzo y ensayo una y otra vez…
Y por supuesto, como es obligado en estas fechas, Feliz Año Nuevo y que en el 2017 se cumplan todos vuestros sueños, objetivos e ilusiones.