Incertidumbre a raudales, porque "los riesgos son reales, pero nadie está prestando atención. Las deudas de los hogares, las empresas y el gobierno están explotando. En algunos casos, el nivel más alto desde la Gran Depresión, en otros, la deuda más alta jamás registrada en tiempos de paz. Prepararse. ¡Sea proactivo hoy, porque reaccionar más tarde no ayudará! (Tiho Brkan@TihoBrkan). Uno de los grandes especuladores de la Bolsa española me cuenta que "en ciclos de mercados rotos, como ahora, las oportunidades de hacerse rico en un segundo o de perderlo todo en una décima de segundo, son numerosas. Todo depende del lado en el que estés en la trinchera. Es muy difícil. Ejemplo uno. Jugar y especular con futuros es poner en marcha la ruleta rusa. Dos, el más difícil todavía es jugar a la volatilidad".
"Conocí en el crash de 1987 a un afamado matemático que estaba corto en el S&P. El índice se bloqueó y el dinero le llovió del cielo. Otra gran gestor perdió todo en un segundo, por hacer lo contrario dos días después. Ya era tarde. Puedes perderlo todo o ganar mucho todo mientras sorbes una taza de café. Los que seguimos el día a día de los mercados buscamos con ansia el filón, el gran filón, la gran veta de oro. Pero muy pocos la encuentran. Hay actores que se mueren sin haber encontrado ni una sola pepita de oro en el río de la Bolsa y de los mercados. La incertidumbre crece. Si no puede aguantar la presión, dedíquese a otra cosa. Muy interesante, en esta línea, el enlace adjunto"
"La crisis de la COVID-19 permite anticipar un período prolongado de tipos bajos e inferiores a la tasa de inflación. Si queremos mantener poder adquisitivo, tendremos que asumir riesgos y modificar nuestra cartera".
Riesgos reales vía Tiho Brkan@TihoBrkan
Fidelity ya advirtio a principio de año que el miedo y la incertidumbre pueden acabar con las rentabilidades de las inversiones y el brote del nuevo coronavirus Covid-19, en especial por su impacto sobre las bolsas mundiales, constituye un buen ejemplo de ambos...La pregunta clave ahora es: ¿Cómo deberían responder los inversores ante este tipo de incertidumbre y la volatilidad que genera?
Evitar los sesgos
En momentos como este, conviene identificar los sesgos conductuales y ceñirse a conjunto de principios fundamentales de la inversión. La respuesta más obvia ante este tipo de situaciones es el miedo, que es connatural al comportamiento humano y se ha desarrollado como forma de responder rápidamente ante el peligro. Sin embargo, el miedo no destaca precisamente por su capacidad para preservar las inversiones. Estas emociones son el producto de los sesgos cognitivos. Se produce un tipo de sesgo cuando los inversores se centran en las últimas noticias para tomar decisiones (sesgo de la experiencia reciente), en lugar de estudiar ejemplos históricos y adoptar una perspectiva a largo plazo. Como dijo Warren Buffett: “Lo que aprendemos de la Historia es que las personas no aprenden de la Historia. Cuando los inversores se vuelven demasiado temerosos o demasiado ambiciosos, a veces se esconden detrás de la idea de que 'esta vez es diferente'. Generalmente terminan lamentándolo”.
El comportamiento gregario también es un sesgo muy enraizado que lleva a las personas a imitar los actos de un grupo más grande, confiando en la “sabiduría” de la masa, aun cuando esta actúa irracionalmente. Las señales de subida o bajada en los mercados impulsan a otros a actuar y seguir la tendencia, pero esto puede tener un efecto adverso cuando los mercados sufren volatilidad. Al vender en un mercado a la baja, por ejemplo, cuando los mercados de China continental reabrieron después de las festividades de Año Nuevo, un inversor podría perderse una recuperación posterior. Del mismo modo, seguir a un rebaño en plena efervescencia hacia una burbuja puede provocar pérdidas a largo plazo.
Por último, los estudios han demostrado que los inversores son más sensibles a las pérdidas que a las ganancias, lo que genera comportamientos tendentes a evitar las pérdidas, en lugar de aprovechar al máximo las rentabilidades de la inversión. Lo anterior se agudiza especialmente cuando los precios de los activos caen.