Tras el potente repunte de este año, las acciones bancarias han perdido parte de su lustre en los últimos días.
El índice KBW Bank, que había subido alrededor de un 40% hasta mediados de junio, ahora ha caído más del 10% desde ese nivel. Las pérdidas del grupo han estado encabezadas por algunos de los mayores prestamistas de Estados Unidos, cayendo Citigroup (NYSE:C) un 14% y Regions Financial un 17%.
Entonces, ¿qué hay detrás de este repentino cambio de opinión en el sector financiero por parte de los inversores?
Tal vez sea una amenaza que los próximos resultados podrían decepcionar tras los rendimientos sorprendentemente sólidos observados durante la pandemia.
El director ejecutivo de JPMorgan Chase (NYSE:JPM), Jamie Dimon, advirtió a los inversores la semana pasada de que los ingresos comerciales del prestamista, uno de los mayores impulsores durante la pandemia, podrían descender un 38% con respecto al año pasado hasta menos de 6.000 millones de dólares en el segundo trimestre. Ese recuento podría terminar por debajo de la ya reducida estimación promedio de los analistas de 6.500 millones de dólares.
Además, las acciones de Citigroup registraron su mayor descenso de los últimos cinco meses el 16 de junio después de que el banco advirtiera de que los gastos aumentarían bruscamente a medida que invierte para satisfacer un par de órdenes de consentimiento de los reguladores. Los gastos en el segundo trimestre probablemente se situarán en "algún punto a medio camino" de un rango de 11.200 millones de dólares a 11.600 millones de dólares —decía el director financiero Mark Mason a los inversores en una conferencia virtual— frente a los costes de 10.400 millones de dólares de un año antes.
Demanda acumulada de crédito
Las acciones de los bancos estadounidenses han superado por un gran margen de rendimiento al índice de referencia S&P 500 este año ante el optimismo de que el aumento de los volúmenes de negociación, la reactivación de la economía y un aluvión de gastos por parte de los consumidores continuarán alimentando las ganancias. Algunas de estas afirmaciones, en nuestra opinión, todavía se mantienen.
Por ejemplo, sigue existiendo una enorme demanda de crédito que se produjo durante la pandemia. Desde prestatarios individuales hasta grandes corporaciones, 2020 fue el año en que los planes de gastos fueron abandonados ya que los bloqueos obligaron a los potenciales prestatarios a preservar el efectivo y reducir los costes.
Es poco probable que esa situación persista a medida que la economía de Estados Unidos se reactive por completo como estaba previsto este año. Si unimos esto al gasto masivo en infraestructura del Gobierno y una reducción gradual del estímulo monetario, los bancos podrían ver repuntar la demanda de crédito considerablemente durante el resto de 2021.
Gerard Cassidy, de RBC Capital Markets, dijo en un informe de Bloomberg que las acciones bancarias son una buena opción de compra en las caídas ya que el crecimiento de los préstamos se recuperará cuando empresas e individuos agoten su liquidez acumulada durante la pandemia.
Además, la calidad crediticia es sólida y los márgenes podrían mejorar el año que viene a medida que suban los tipos a corto plazo. "Si combinamos eso con un mayor crecimiento de los préstamos, el panorama de crecimiento de los ingresos podría resultar muy positivo para los bancos en 2022", dijo.
Otra razón que hace atractivos a algunos prestamistas en este entorno de tipos de interés bajos es la posibilidad de que puedan acelerar sus planes de recompra de acciones y aumentar los dividendos tras los tests de estrés de la Reserva Federal, cuyos resultados el regulador dará a conocer el 24 de junio.
Estos tests examinan las grandes carteras bancarias en una hipotética recesión económica. Los principales bancos de Estados Unidos, un grupo que incluye a JPMorgan y Goldman Sachs (NYSE:GS), así como a Bank of America (NYSE:BAC), deben pasar estos tests con éxito antes de poder devolver dinero a los accionistas. Los analistas confían en que los bancos no tendrán problemas para aprobarlos.
En conclusión
El contexto económico sigue siendo favorable para los bancos, lo que hace que sus acciones sean atractivas tras la reciente venta masiva. Los inversores que quieran cierta exposición bancaria podrían considerar incorporar a sus carteras nombres tan sólidos como los de JPM y Bank of America. Estos principales prestamistas, debido a sus modelos de negocio diversificados, están en una mejor posición para superar a sus homólogos regionales más pequeños.