Tras una de las semanas más duras en las bolsas occidentales desde la crisis financiera, las expectativas de una acción coordinada de los bancos centrales mundiales parece que, de momento, va a parar “la sangría” en los mercados. Ya el viernes un comunicado bastante inusual del presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, en el que señalaba que la institución estaba monitorizando los efectos de la epidemia del coronavirus en la economía y que estaba dispuesta a actuar de ser necesario permitió a los principales índices bursátiles estadounidenses darse la vuelta y cerrar la jornada con pérdidas muy inferiores a las que habían llegado a acumular durante la sesión, con el Nasdaq Composite siendo incluso capaz de terminar el día con un ligerísimo avance.
Además, esta madrugada el gobernador del Banco de Japón (BoJ), Haruhiko Kuroda, ha sido el que, también en un comunicado, ha dicho que el banco central "se esforzará por proporcionar una amplia liquidez y garantizar la estabilidad en los mercados financieros a través de operaciones de mercado apropiadas y compras de activos". Se especula que la mencionada actuación conjunta, que puede consistir en nuevas rebajas de tipos, podría anunciarse tan pronto como el próximo miércoles, pero es algo que está por ver que ocurra.
En principio la crisis sanitaria china provocó una crisis de oferta, al retrasarse la puesta en marcha de muchas fábricas tras el parón anual por la celebración del Nuevo Año Lunar chino, lo que generó interrupciones en las cadenas de suministros, afectando a la fabricación de muchos productos. Pero esta crisis inicial de oferta puede convertirse, y en China ya lo ha hecho, en una crisis de demanda, crisis provocada por las medidas que se están adoptando en algunas zonas en las que el virus se ha extendido y que está deteniendo casi por completo la actividad en las mismas.
En nuestra opinión, este tipo de crisis de demanda es muy difícil que pueda ser contrarrestada con más liquidez. Otra cosa es que, como ha dicho el gobernador del BoJ, los bancos centrales actúen directamente en los mercados, minimizando el daño que en ellos está provocando la crisis sanitaria.
En ese sentido, señalar que en China este fin de semana se han publicado los índices adelantados de actividad oficiales de los sectores de las manufacturas y de los servicios, los conocidos PMIs, índices que han caído a sus niveles mínimos históricos, lo que indica que la actividad en febrero ha caído de forma radical en relación a enero -los índices miden los niveles de actividad en relación al mes precedente-, como consecuencia, entre otras cosas, de haberse retrasado la puesta en marcha de muchas fábricas y de la fuerte caída del consumo de los ciudadanos.
Sin embargo, y a medida que China está siendo capaz de controlar la propagación del virus, las fábricas están volviendo a funcionar. Así, este fin de semana el CEO de Apple (NASDAQ:AAPL), Tim Cook, ha confirmado que las fábricas de su compañía en el país están poniéndose nuevamente en marcha, lo que son buenas noticias, no sólo para la economía china sino también para el resto de países que están comenzando a sufrir los estragos del virus.
Dicho esto, señalar que vemos casi imposible el controlar la propagación del virus, como lo es la de, por ejemplo, la típica gripe “b”. Las autoridades podrán intentar controlar al máximo su propagación, pero será muy complicado erradicar el virus por completo. La solución pasa por tratar de minimizar sus efectos con un tratamiento y con el desarrollo de una vacuna, pero entendemos que habrá que acostumbrarse a convivir con esta nueva patología. Hasta que esto ocurra, se dejarán sentir los efectos en la economía mundial, aunque pensamos que éstos se limitarán a los primeros trimestres del año. Posteriormente, y con los apoyos monetarios de los bancos centrales y fiscales de los países que puedan permitírselo, esperamos que la economía mundial retome la senda de crecimiento.
De momento los mercados financieros siguen descontando una crisis económica profunda, que puede llevar a la recesión a las economías más débiles. Habrá que esperar a comprobar si este escenario se cumple o no. Lo que sí estamos seguros es que, al menos por un tiempo, la volatilidad va a continuar siendo muy elevada en las bolsas, para bien y para mal.
Por lo demás, señalar que esta semana se publican en Europa y EE.UU. algunos índices y datos macroeconómicos que pueden servir para hacernos una idea de si la crisis sanitaria provocada por la propagación del COVID-19 ya ha comenzado a impactar en las principales economías occidentales. HOY, para empezar, se darán a conocer los índices adelantados de actividad de los sectores de las manufacturas, correspondientes al mes de febrero, los PMIs manufacturas, mientras que el miércoles se publicarán los del sector servicios, los PMIs servicios, índices éstos mucho más relevantes para estas economías. El viernes, además, se publicarán en EE.UU. los datos de empleo no agrícola del mes de febrero.
Además, esperamos que en los próximos días más compañías anuncien revisiones a la baja de sus expectativas de resultados para el primer trimestre de 2020, algo que ya dijimos en su día que ocurriría, sobre todo por parte de las que están más expuestas directa e indirectamente al mercado chino o al resto de mercados del sudeste asiático. No obstante, esperamos que las revisiones a la baja comiencen a extenderse entre las empresas que operan en otros mercados, inclusos las que lo hacen principalmente en Europa y EE.UU.
HOY, y, para empezar, esperamos que los principales índices bursátiles europeos abran al alza, siguiendo así la estela dejada por los mercados de valores asiáticos, que durante la sesión se han girado claramente al alza, como también lo han hecho los futuros de los índices de Wall Street. Detrás de este renovado optimismo estaría la ya citada intervención conjunta de los bancos centrales. Habrá que esperar a ver si finalmente tiene lugar. Hasta entonces, creemos que hay que seguir manteniendo una actitud prudente ya que los inversores se enfrentan a una situación atípica, que consideramos muy difícil de gestionar.