Que no le impresionen unos resultados corporativos supuestamente mejores que las expectativas: los datos trimestrales son peores que los del año pasado y las previsiones para 2020 han vuelto a rebajarse. Ahora mismo, parece que lo que realmente impulsa a los mercados es la esperanza.
A medida que se aproxima el final de la temporada de resultados, los inversores van conociendo la respuesta a muchas de sus preguntas. Sin embargo, aún queda una importante pregunta por responder: ¿los datos han sido realmente tan buenos como para justificar los fuertes avances que han registrado las cotizaciones en las últimas semanas?
La buena noticia es que las empresas no alertan de que la situación macroeconómica y política haya empeorado y tampoco han surgido nuevas incertidumbres en el frente político. Aun así, nadie anticipa ningún cambio significativo y, aunque los políticos no han agravado las tensiones políticas y de otro tipo, tampoco han logrado resolver las disputas. Los datos cuantitativos también están abiertos a la interpretación, dependiendo de con qué se comparen. En comparación con el año pasado, los beneficios de las empresas estadounidenses se han reducido un 1,9%[1], lo que no es muy positivo que digamos. ¿Y en comparación con las expectativas? Es difícil de decir, ya que se han rebajado varias veces antes de la publicación de resultados, lo que también explica que muchas empresas hayan «batido» expectativas: pese a que los beneficios anuales han sido más bajos, el 80% de las empresas del S&P 500 volvieron a superar sus previsiones.
La poca importancia de este logro queda patente en el hecho de que las previsiones de beneficios para 2019 y 2020 han vuelto a rebajarse. Como puede verse en nuestro “Gráfico de la Semana”, las estimaciones de beneficios mundiales se han reducido en más de 13% con respecto al año pasado, y en un 8,6% en el caso del S&P 500. En algunos mercados cíclicos y orientados a la exportación, como Alemania (Dax) o los mercados emergentes, las estimaciones de consenso han caído aún más. Y sin embargo, como también ilustra el gráfico, este decepcionante comportamiento no ha afectado en absoluto a los precios de las acciones. ¿Por qué?
Para empezar, y a pesar de las revisiones, la previsión de consenso sigue siendo que en 2020 los beneficios de las empresas del S&P 500 aumentarán cerca de un 10% con respecto a los beneficios de 2019. Nosotros estimamos que solo crecerán un 4%. Otro factor es que la temporada de resultados no está desconectada de la actualidad. En comparación con enero, los bancos centrales mantienen una postura mucho más expansiva, muchos indicadores adelantados han frenado su caída y la disputa arancelaria entre EE. UU. y China ha adoptado un tono algo más conciliador. Además, es posible que los coches europeos también se libren del pago de aranceles. ¿No es suficiente para justificar el optimismo? «Las estimaciones de beneficios llevan más de un año revisándose a la baja con una constancia ciertamente preocupante. La temporada de resultados no ha aportado nada nuevo en este sentido y las previsiones para 2020 vuelven a rebajarse. No parece una base muy sólida para un avance sostenible de las bolsas», advierte Thomas Bucher, equity strategist en DWS (DE:DWSG).