Análisis realizado al cierre del mercado estadounidense por Kathy Lien, directora general de Estrategia FX en BK Asset Management.
Sin más informes económicos publicados las últimas 48 horas, los traders de FX se han visto atrapados entre los cambiantes flujos del interés en los activos de riesgo. A los inversores les está costando decidir si la caída del rendimiento de los bonos es positiva o negativa para las acciones. Por un lado, las tasas más bajas son buenas para el préstamo pero, por otro lado, la curva de rendimiento se invirtió como resultado de la caída de los tipos de interés. Una curva de rendimiento invertida ha predicho correctamente casi todas las recesiones de los últimos 50 años —equivocándose sólo una sola vez. La razón por la que es tan precisa es porque cuando las tasas a corto plazo superan las tasas a largo plazo, significa que a los inversores les preocupan las previsiones a corto plazo de la economía y quieren que se les compense más por poner en riesgo su dinero en este momento. Pero no debemos esperar que se dé una recesión el mes que viene. En promedio, hemos visto invertirse la curva de rendimiento unos 18 meses antes de una recesión, así que podría quedar más de un año para que el crecimiento comience a contraerse. Teniendo esto en cuenta, es indudable que el crecimiento global se está ralentizando, pues los dirigentes de los bancos centrales de todo el mundo ya señalan las consecuencias para sus respectivas economías. Así que, aunque el descenso de las acciones está encontrando compradores, un mayor descenso podría ser inminente, razón por la cual la Reserva Federal cree que los tipos de interés deben mantenerse donde están actualmente para respaldar la economía. Esto significa que, para el dólar, que se mantiene por encima de 110 frente al yen japonés, la tendencia bajista debería permanecer intacta.
Aunque no vemos mucho movimiento en los pares USD/JPY, AUD/USD y NZD/USD, los traders son ahora más contundentes a la hora de descartar la posibilidad de una recesión en Estados Unidos o a nivel mundial. Ambas divisas se vieron sometidas a una gran presión el miércoles, experimentando el dólar neozelandés su mayor caída intradía en siete semanas. La última vez que el NZD/USD bajó tanto, los economistas habían previsto que subiera la tasa de desempleo del 3,9% al 4,1%, pero en cambio subió hasta el 4,3% en el cuarto trimestre. El movimiento del miércoles fue provocado por las prudentes declaraciones del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda. El banco sorprendió a los inversores el martes afirmando que ahora es más probable un recorte de los tipos que una subida, pues la balanza del riesgo se ha inclinado a la baja debido a la disminución de la confianza empresarial y al aumento de la ralentización mundial. Esto ha sido un gran revés para el gobernador Orr, que este mismo mes pasado dijo que la posibilidad de flexibilización no aumentaría a pesar de la reciente ralentización del crecimiento. Habiendo dejado atrás una serie de importantes niveles técnicos, la próxima parada para el NZD/USD debería ser en los mínimos de marzo registrados cerca de 0,6750. La caída del dólar ¡ neozelandés también afectó a su homónimo australiano pero los escasos beneficios industriales de China también contribuyeron. Los beneficios cayeron un 14% interanual entre enero y febrero y este deterioro podría pronto provocar una mayor actuación política por parte del banco central. El dólar canadiense también cerró la jornada a la baja tras una mejora menor de lo esperado de su balanza comercial.
La divisa que mejor actuación ofreció el miércoles fue la libra esterlina, que se disparó después de que la primera ministra prometiera dimitir si el Parlamento apoya su acuerdo de Brexit. Aunque eso no cambia nada en cuanto al acuerdo oficial de salida, parece bastar para que algunos diputados cambien su voto. Una tercera votación significativa podría celebrarse a finales de este semana y, si se aprueba, la libra podría dispararse.
Tras la venta masiva del martes, el EUR/USD se vio sometido a una gran presión pues el rendimiento de los bonos a 10 años de Alemania descendió a mínimos de dos años y medio. Sobran factores para que el euro se mantenga en niveles bajos, incluida la postura de prudencia del BCE, los tipos negativos de Alemania y la aversión al riesgo. Sin embargo, los informes económicos del jueves podrían impulsar más que perjudicar a la divisa. La confianza de la eurozona y los precios al consumo de Alemania están también pendientes de publicación. Aunque la contracción de la actividad manufacturera debería lastrar la confianza, tanto la confianza empresarial como la confianza de los inversores mejoraron el mes pasado, por lo que el riesgo es al alza en cuanto a los informes del jueves.