No es la primera vez, ni la última, que algunas generaciones hemos visto los mercados rotos y sin liquidez, el problema más grave para su funcionamiento. Sí es la primera vez que muchos participantes en el mercado han contemplado y sufrido la escabechina en sus bolsillos y en su salud. La sangre ha vuelto a correr por las calles de la Bolsa. Es la mejor noticia, por diabólico y atroz que parezca. Solo a los que llevamos más de 40 años en el ruedo, con cornadas casi mortales, en algunas ocasiones, nos asquean los bulos y las leyendas urbanas. Por ejemplo, "lo que unos pierden en Bolsa lo ganan otros". La Bolsa no es una inversión de suma cero. Y tampoco se irá nunca a cero. Todas las crisis se llevan a muchos por delante y numerosas empresas desaparecen. Pero los índices nunca han llegado a cero. Subirán, pero en la elección de valores está el éxito. A diferencia de ciclos históricos anteriores, el actual se caracteriza por la mayor represión financiera de la Historia. También, por el mayor fracaso de los bancos centrales. Pero ahí seguirán dándole a la máquina de hacer billetes. Evitar el colapso, como en ocasiones recientes, es prioritario. Al unísono con la pandemia. Hay que evitar la Gran Tormenta, la Tormenta Perfecta. El Armagedón.
“Cuando haya sangre en las calles, compra propiedades”, dicen que dijo el Barón de Rothschild. La familia Rothschild financiaba la batalla de Waterloo entre Napoleón y Wellington y parecía que Napoleón estaba siendo el vencedor. La entrada del ejército prusiano en la batalla financiado por los Rothschild empezó a cambiar el signo de lo que se preveía un claro triunfo de Napoleón.
Nathan Mayer Rothschild era el miembro de la familia que estaba establecido en Londres. Su jugada consistió en hacer creer en la Bolsa de Londres, que efectivamente Napoleón estaba ganando la batalla, vendiendo todas sus acciones de las compañías inglesas en las que tenía inversiones. El pánico cundió y todo el mundo comenzó a vender dando por supuesto que la información que poseía Rothschild le hacía desprenderse de todo por la victoria de Napoleón...
Los sucesos de las últimas semana han puesto en guardia a viejos lobos de la Bolsa española. He hablado con algunos de ellos, que ya han sacado papel y lápiz para fijarse en determinadas compañías, que cotizan muy por debajo de su valor contable y que, contra viento y marea, también superarán este ciclo infernal. Pero todo es tan relativo ¿Qué es caro y barato en la coyuntura actual? ¿Qué valores aconsejar, qué valores comprar? Se ha hecho patente la capitulación y el desprecio a los valores líderes, medianos y de pequeña calificación.
Pero es todo tan difícil. "Gracias a esa dificultad la Bolsa es Bolsa: premia a unos pocos y despluma a muchos", me cuenta uno de los asiduos al viejo parqué de la Bolsa de Madrid.
¿Cuándo es mejor comprar Bolsa? ¿Cuáles son las mejores opciones y los mejores retornos esperados? La correlación entre el retorno en el mercado de acciones y el PIB, simplemente no existe. Así parece deducirse de los siguientes gráficos publicados por HistorySquared. Según los datos históricos, el mejor momento para comprar acciones es cuando la tasa de desempleo alcanza un pico, según un estudio de O'Shaughnessy Asset Management.
Invertir cuando la confianza del consumidor es más baja de lo normal genera un retorno medio anualizado a cinco años del 11,5%.
Pero no hay sentimiento de mercado. Las cosas no funcionan, las malas noticias son cada vez peores. No hay interés. El inversor final no mira las valoraciones cuando está decidido a romper la hucha y meter su dinero en Bolsa. El inversor final sigue ausente y, con él, el sentimiento de mercado no existe. Una gran noticia a medio plazo. Hay que tener dinero y salud para aguantarlo.
¿Bancos centrales? escribe Jim Bianco@biancoresearch que la Fed está lista para proporcionar $ 500 mil millones por día durante al menos tres días. $ 1.5T en liquidez. ¡En los próximos tres días están preparados para un QE mayor que el de los últimos cinco años combinados! Los mercados dejaron de funcionar y simplemente le tiraron el fregadero de la cocina.