Estos días, nuestro colaborador Ricardo Ochoa, profesor en la escuela Rak Saeng, instructor de Thai Yoga y automasaje nos ha enviado un artículo sobre el uso del mindfulness que creemos que se ajusta muy bien al uso que nosotros promovemos en el Health Trading.
El articulo hace referencia al origen de esta práctica como una pequeña parte de las técnicas budistas que recogen un compendio de sabiduría mucho más amplio, explicando que no es necesario ni ser budista ni ajustarse a dicha filosofía para poder beneficiarse de las técnicas del mindfulness.
En la filosofía del Health Trading, la concentración, focalización, reflexión y meditación cobran una gran importancia para poder trabajar de modo sostenible durante un largo periodo de tiempo en mercados financieros, siendo más rentables, más sanos y menos estresados.
El artículo hace referencia de modo muy escueto a 7 beneficios que os enumero a continuación ya que creo que os serán de mucha ayuda.
1. No juzgar
Esta es la imparcialidad que en el budismo a veces es llamada ecuanimidad (upekkha). Se trata de la capacidad de ser consciente de las experiencias cognitivas sin adherirse a ellas con avidez o aversión. Es parte de un proceso de desraificación, de dejar de concebirse como una cosa aislada en un cuerpo separado de un mundo de objetos.
2. Paciencia
La paciencia es una forma de sabiduría (y un guiño hacia los seis paramitas o perfecciones), en la cual se combinan la capacidad de esperar, de soltar y de observar. Es esencial que cultivemos paciencia para poder avanzar en cualquier cometido en la vida, pero especialmente en la meditación, pues empezamos con una mente llena de aflicciones y la vida moderna va en contrasentido y a una velocidad muy distinta de la que se requiere para meditar.
3. Mente de principiante
Un término directamente tomado del zen, que refiere a la apertura y receptividad a la experiencia. Esta es también la actitud esencial de la que hablaron los filósofos griegos, la capacidad de asombrarse, de maravillarse ante la vida. Una mente de principiante nos da la frescura para intentar y deshabituarnos, pues sólo así podremos transformarnos.
4. Confianza
Kabat-Zinn afirma que es esencial desarrollar confianza en la propia intuición y en la propia capacidad de cultivar una práctica. En el budismo, esto es equivalente a la fe en la enseñanza y en el maestro.
5. No forzar
Uno de los fundamentos que encontramos en las tradiciones del dharma es que la persona no tiene que producir algo nuevo, no tiene que desarrollar su yo para encontrar la felicidad. Se trata sobre todo de relejarse para que lo que ya somos (la luminosa perfección del ser natural) pueda manifestarse. La concentración sin esfuerzo es el estado del maestro.
6. Aceptación
La práctica de la meditación inevitablemente lidia con sucesos molestos e indeseables. Es esencial poder aceptar este tipo de sucesos o sensaciones sin poner resistencia. La aceptación evidentemente es parte de una actitud (como todas las enunciadas aquí) que no sólo se cultiva en el cojín de meditación, sino en la vida en general.
7. Dejar ir
El enemigo más obvio de un meditador en su práctica ordinaria es el apego. Específicamente, no poder dejar ir ciertos pensamientos. Aunque en ocasiones dejar ir puede parecer muy difícil, en realidad lo hacemos todos los días cuando realizamos una actividad como jugar un deporte o llevar a cabo alguna tarea que requiere que nos concentremos. Y, por supuesto, cuando dormimos. Dejar ir es otra cosa que cultiva la desraificación. Esto es, dejar de concebirnos como una cosa aislada, con una identidad fija e inmutable. Cuando logramos esto podemos contemplar el mundo (y nuestros propios pensamientos) como algo más parecido a una película o a un sueño lúcido, donde podemos disfrutar de lo que sucede sin que nos genere ansiedad y estrés, pues existe una cierta distancia que impide que nos lastime lo que ocurre.