Sin ser la primera vez, el Reino Unido se sitúa a medio camino entre EEUU y lo que estamos viendo en Europa como conjunto. No ha tenido esos datos positivos sorpresa de EEUU pero tampoco se ha visto afectado por las preocupaciones fiscales de nunca acabar de la eurozona. Los últimos datos de préstamos entran en esta categoría definitivamente. La mayor ( ex- intervenciones) medida recoge un surplus en Enero más importante de lo esperado (GBP 10.7bln), un mes que se caracteriza por un alto nivel de recibos impositivos por parte de las corporaciones. Este dato fue un 8.6% más alto vs. Enero del año pasado. Los recibos para el Gobierno central subieron un 5% en los 10 primeros meses del año financiero.
Por tanto, a no ser que haya un deterioro marcado de las finanzas públicas en los dos meses restantes del año financiero, el objetivo de préstamos pronosticado por la Office for Budget Responsibility (OBR- Oficina para la Responsabilidad Presupuestaria) en el que el Chancellor había confiado deberían cumplirse. La preocupación real, sin embargo, radica en el impacto que pudieran tener las medidas de austeridad sobre la economía, lo que, naturalmente, tiene un efecto potencial en los datos de préstamos venideros. En efecto, esto fue uno de los motivos esgrimidos por Moody´s a la hora de colocar el rating Triple A británico bajo revisión.
El quid es lo que hará el Chancellor en respuesta. La OBR fue bastante conservadora en sus previsiones para este año ya en Nov 2011 al vaticinar un crecimiento del 0.7%. La última encuesta del “Institute of Directors” mostraba que únicamente un 35% de los miembros piensan que hay un riesgo alto o muy alto de recesión para este año. Por naturaleza, esta gente tiende a ser alcista pero, en términos de previsiones relacionadas con inversiones y contrataciones, dicha visión ayuda.