Si uno hace “el cuento de la lechera”, parece muy atractivo comprar acciones a 0,04 euros usando todo su capital, por ejemplo 10.000 euros, esperando una subida de tan sólo cuatro céntimos a 0,08 euros ganando 10.000 euros muy rápidamente. Con este planteamiento en la cabeza, nuestra mente nos hará una mala jugada y cualquier excusa será buena para impulsarnos a realizar la operación apresuradamente. Pero si se para a pensar, aunque no lo parezca esos cuatro céntimos suponen una subida de un increíble 100%.
Antes de realizar una inversión, un trader novel solo contempla el escenario ganador pues no está dispuesto a asumir pérdidas. Pero un inversor experimentado sabe que sufrir pérdidas es inevitable y por eso analiza el escenario perdedor para poder controlarlas. Si el precio de la acción cae a 0,02 euros habría perdido 5.000 euros. Aunque no se aprecie, las acciones habrían caído la friolera del 50%. La cotización podría estar zigzagueando entre 0,021 euros y 0,039 euros mucho tiempo y no vendería para no asumir la pérdida pensando que no es real.
Podría seguir cayendo a 0,008 euros por ejemplo, en este caso habría caído un lamentable 80% desde la compra. Para que pueda recuperar mi dinero, no digo ganar, sino recuperar mi inversión, no basta con que suba un increíble 80%, ahora debería subir un casi imposible 500% (esta es la asimetría de los resultados)... Y las acciones pueden seguir cayendo si la compañía realiza un contrasplit. Esto supone perder casi todo mi capital, ese mismo que tanto me ha costado ahorrar y sin el cual no puedo seguir operando, mi experiencia como inversor habrá acabado estrepitosamente.
Con precios tan pequeños la colocación de un Stop de pérdidas se complica muchísimo, el inversor novel directamente no lo utiliza. Aquí no valen excusas como “es que yo voy a largo plazo, ya subirá”. Ese dinero está perdido. Durante esos años en los que ya se ha rendido y ni siquiera mira la cotización para evitar el sufrimiento y la culpa, está asumiendo el coste de oportunidad, porque si hubiese hecho las cosas bien, con esos mismos diez mil euros podría estar comprado en cinco o seis acciones de esas que no paran de subir.
Cuando una acción ha cotizado a 23 euros y con el paso del tiempo la vemos a 4 euros tendemos a pensar que está “barata” y que tarde o temprano volverá a 23 euros. Por el contrario cuando vemos una acción a 6 euros y con el paso del tiempo la vemos a 60 euros pensamos que está “muy cara” y que tarde o temprano volverá a caer a 6 euros. Nada más lejos de la realidad, no podríamos estar más equivocados.
Le invito a que eche un vistazo al gráfico histórico de las acciones antes de comprarlas, sin zoom, visualice en pantalla todos los años de cotización. Y ahora dígame, ¿por qué una acción que no para de caer durante meses y años va a dejar de hacerlo y empezar a subir? ¿Por rumores, por noticias, por el mero hecho de que yo la compre?
Si no ha parado de caer, da igual cuándo la hayan comprado, todos están perdiendo en esa acción. Sin embargo en la que no ha parado de subir, da igual cuándo comprasen, todos están ganando con esa acción. Por tanto yo me pregunto ¿No sería mejor comprar con un buen timing lo que no para de subir y vender lo que no para de bajar?