Análisis realizado al cierre del mercado estadounidense por Kathy Lien, directora general de Estrategia FX en BK Asset Management.
Si algo es cierto en el mercado de divisas, es que el dólar es el rey. El billete verde sigue subiendo con respecto a las demás monedas principales a pesar de otra ronda de datos preocupantes. Más de 5,2 millones de personas solicitaron el subsidio por desempleo la semana pasada, las promociones de vivienda registraron su mayor caída de las tres últimas décadas y el índice de la Fed de Filadelfia registró mínimos de 45 años en -56,6. Sin embargo, los datos no fueron tan terribles como esperaba el mercado. Los economistas habían pronosticado que la demanda aumentaría en 5,5 millones, y los inversores hablaban de otros 6 millones. Las licencias de obra también descendieron menos de lo esperado. Sin embargo, la reacción de las acciones y las monedas confirma que otros inversores no son optimistas. De hecho, la razón principal de la fortaleza del dólar es el continuo pesimismo.
Estas últimas semanas, hemos hablado de por qué el billete verde sube tanto con las buenas noticias como con las malas, pues los inversores perciben que las previsiones para el resto del mundo son peores. Ésta es una de las razones por las que el euro podría registrar mínimos de tres años en 1,0636 frente al dólar estadounidense. Mientras que Europa va saliendo lentamente de las profundidades de la cuarentena del COVID-19, la región ha sido el segundo punto crítico importante, lo que significa que los datos económicos empeorarán más rápidamente. Los datos de febrero y marzo han sido mediocres —las cifras de producción industrial de la eurozona de este jueves han indicado una discreta caída del 0,1% en febrero—, pero las cifras de abril serán muy negativas. Las naciones europeas están reanudando la actividad comercial antes que Estados Unidos, lo que puede ser positivo o negativo para la moneda dependiendo de si aprenden de los errores de Asia o se enfrentan a una segunda oleada de casos.
Todavía hay muchas razones para preocuparse por Estados Unidos, especialmente tras agotarse oficialmente este jueves los fondos del programa de préstamos para pequeñas empresas. Aparte de agotarse los préstamos, la distribución lleva semanas de retraso. La mayoría de los propietarios de pequeñas empresas han informado de que no han recibido el dinero y, cuanto más tiempo siga esto así, mayor será la tensión sobe la economía y más tiempo tardará la recuperación.
La reacción del dólar australiano a las cifras del mercado laboral de este jueves es otro ejemplo de que los inversores reciben los datos positivos con ciertas reservas. Los economistas esperaban que el país destruiría 30.000 empleos, pero en cambio Australia ha creado 5.900 puestos de trabajo. La tasa de desempleo también ha subido hasta sólo un 5,2% frente al pronóstico que hablaba de un 5,4%. Los datos podrían haber sido mucho peores, pero las normas de confinamiento no comenzaron en Australia hasta la cuarta semana de marzo, por lo que la mayor parte de las pérdidas de puestos de trabajo habría sido en abril.