Ya hace más de un año desde que Ana Botín, presidenta del Banco Santander (MC:SAN) anunció la macro ampliación de capital acelerada de 7.500 millones de euros, en la que se fijaba un precio por acción de 6,18 euros. Una ampliación que daba señales de la existencia de inversores dispuestos a confiar en la entidad, así como en su nueva gestión, lo que terminó con los rumores de falta de capital en esos momentos.
El precio fijado por acción llegó a cotizar más adelante entre los 6,5-7 euros hasta mediados de agosto, mes en el que perdió los 6 euros para llegar a alcanzar los 4,6 euros a finales de septiembre hasta perder los 4 euros y llegar a los 3,7 euros por título a principios de 2016, poco más de un año tras la ampliación.
La entidad cuenta ya con una pérdida cerca al 40% desde la ampliación de capital acelerada hasta la fecha.
Ahora bien, tal y como recomendamos durante la ampliación de capital del pasado año “Si en algún momento se producen caídas más o menos importantes entonces sí que se podría comenzar a mirar nuevamente”, ante las fuertes caídas, durante los meses arriba indicados, se recomendó tomar posiciones, por lo que en estos momentos, sin mirar a corto plazo ya que su cotización sigue siendo “un querer y no poder” resaltando su debilidad, ya saben por lo que apostamos.
De cara al corto plazo, de perder referencias actuales podría llevarlo nuevamente hacia los mínimos de días atrás, zona de 3,65 incluso algo más abajo.
Por arriba, el canal bajista es claro, de manera que mientras no salga de ese canal no habrá entrada de máquinas algorítmicas que impulsen la cotización al alza, eso sería superar zona de 3,95 euros pudiendo ya formar figuras de vuelta por encima de los 4 y 4,05 euros.
Como bien saben, esas maquinas de algoritmos que cuando cualquier cotizada, sea la que sea, marca cierta debilidad, independientemente del valor real que hay detrás, venden y venden.