La semana comienza con una gran cita que ha estado marcando la tónica de los mercados en las últimas semanas. Las elecciones en Estados Unidos son el agujero negro de cuya gravedad no se puede escapar y cada impulso, cada corrección y cada mínimo movimiento de cualquier activo de cierta importancia alrededor del globo se ha achacado a este evento. Los índices europeos y americanos se han pasado semanas cotizando prácticamente laterales, denotando una incertidumbre a la que parece que nos hemos hecho adictos. Elecciones españolas, Brexit, estímulos de la Fed o el BCE, tensiones geopolíticas, movimientos del crudo… Cualquier excusa vale para justificar la volatilidad que rige los mercados y no está nada claro que las elecciones en EE.UU. vayan a poner fin a esta situación.
Por otra parte, la experiencia nos dice que, por muy agresivas que sean las campañas y por muy teóricamente funestas que puedan resultar las consecuencias de un evento de este calibre, las repercusiones en las bolsas no suelen ser de larga duración, aunque la reacción de corto plazo sea intensa. A fin de cuentas, ¿cuántas de las medidas que propone Trump son realmente factibles?, ¿podría esquivar a todos los grupos de influencia y limitar el comercio y la expansión de las mayores empresas del mundo con medidas proteccionistas?, ¿podría permitirse la industria y el sector servicios de EEUU prescindir de toda la mano de obra extranjera?, ¿podría, al fin, sobrevivir a la presión internacional que provocaría esta actitud aislacionista?. No parece probable que ni el mismo Trump confíe en la utilidad de estas medidas más allá de su impacto en la campaña electoral.
Además, la bolsa estadounidense lleva mucho tiempo pidiendo a gritos una corrección. Si esa corrección viene provocada por un rebote técnico o por una crisis política temporal es lo de menos, de una forma o de otra los mercados necesitan sanearse para volver a resultar atractivos más allá de su hinchamiento artificial a base de estímulos monetarios. Esto no significa, en ningún caso, que sea sensato ignorar los riesgos que implica estar posicionado en bolsa estos días. Que el comportamiento del mercado sea irritantemente irracional en estos casos no es excusa para no establecer controles de riesgo, ya sean en forma de coberturas temporales o de cierres totales de posiciones.
Los selectivos europeos hoy han abierto con un tono mixto. Ibex, Dax y EuroStoxx50, por ejemplo, rondan a esta hora el 1,4% de apreciación, mientras que FTSE100, CAC40 y MIB reflejan en rojo la tensión del momento. En general, hay determinados activos que van a acusar la incertidumbre más que otros, o de forma más directa. Cualquier posición en USD, MXN, CAD, índices americanos, VIX, oro o bonos USA estará en el epicentro del terremoto, mientras que el EUR, JPY, índices y renta fija europeos, entre otros, van a acusar la onda expansiva también, aunque en menor proporción.
Otras citas importantes para la semana, aunque lejos del nivel de impacto de las elecciones USA, serán la reunión del Eurogrupo y Ecofin entre hoy y mañana, datos de industria alemanes también entre hoy y mañana y datos de empleo y declaraciones de miembros del FOMC a partir del miércoles.