Los activos de riesgo y las divisas de alto beta han tenido un buen comienzo en el año 2012. Para muchos de los principales mercados bursátiles, el salto del mes pasado fue el mejor enero desde hace casi veinte años. Tanto el DAX y el Hang Seng ya rentan un 12,5% para el año hasta la fecha, el Bovespa casi un 14%, el Sensex un 13% y el Nasdaq casi el 10%. Las divisas de alta beta también han disfrutado de una semana alentadora - un buen número de monedas asiáticas registraron los máximos de tres meses durante la noche y el australiano ya está en marcha con más de 5% este año.
Para muchos traders y comerciantes, este incremento hacia el apetito de riesgo les ha pillado desprevenido. En la segunda mitad del año pasado, el temor a la desaparición de la moneda única y la cadena de eventos potencialmente catastróficos que podrían haberse desarrollado provocó una fuga sin precedentes de los activos de riesgo y las monedas en favor de las divisas de refugio seguro, los bonos del Tesoro de EE.UU. y los muros de contención. En efecto, el temor se había vuelto tan endémica que sólo se requiere una ligera desviación de esta pesimista visión del mundo a dar rienda suelta a un mitin de cobertura de cortos. Ayer, por ejemplo, hubo noticias alentadoras sobre la fabricación fuera de Europa, Estados Unidos y China, así como las fuertes ventas de automóviles de Estados Unidos. Además, la generosa disposición del Banco Central Europeo de liquidez continúa trabajando su magia - junto a sus SMP - y los rendimientos portugueses a 10YR cayeron a 150bp ayer.
Después de un poderoso movimiento al alza, algunos todavía sospechan que es puramente una escalada de alivio en lugar de algo fundamental. Sin embargo, la dificultad para la asunción del riesgo es que todavía hay una reserva en efectivo al margen, los traders y los comerciantes siguen viendo el riesgo a muy corto, los gobiernos europeos y los responsables políticos han dado pasos muy positivos para tratar de rectificar la deuda y la crisis bancaria y por otra parte, los principales bancos centrales (como la Fed y el BoE) están totalmente preparados para imprimir más dinero para que sus economías avancen hacia una recuperación más sostenible.