Hoy, el tipo de cambio del USD/RUB ha superado el umbral de 40,00 por primera vez desde la revalorización del rublo de 1998.
Incluso frente al euro, el rublo también lleva debilitándose desde mediados de año, aunque aún tendrá que alcanzar el récord bajista más reciente frente al euro, alcanzado durante la fase de la crisis en Ucrania de principios de año, cuando el par EUR/RUB cotizó nada menos que en 51,15, puesto que el euro también se ha mostrado particularmente débil en las últimas semanas (actualmente, el par euro-rublo cotiza en 50.00).
El rublo ruso se está viendo afectado por tres factores que han provocado que experimente un comportamiento peor que la mayoría de las grandes divisas en los últimos meses. El factor principal es el fortalecimiento del dólar estadounidense provocado por la retirada paulatina del tercer programa de compra de activos por parte de la Fed.
Esto se percibe como una amenaza para la liquidez global, particularmente en economías de mercados emergentes, que han subido los tipos para defender sus divisas y ahora sufren una amenaza doble, por la inmensa carga crediticia en dólares que se llevó el sector privado cuando la liquidez en dólares era más abundante.
En segundo lugar, el precio del petróleo se ha derrumbado completamente en las últimas semanas, con la caída de la referencia por excelencia, el crudo Brent cerca de un 10% desde principios de septiembre y está cotizando por debajo de los 95 dólares el barril.
El presupuesto del Gobierno ruso depende mucho de los ingresos por exportación de petróleo y el nivel de “equilibrio” fiscal para el crudo se considera en general que está en los 110 dólares por barril.
Por último, pese a la declaración global de algún tipo de alto el fuego en Ucrania, el resultado a largo plazo aquí resulta muy poco predecible por ahora y las sanciones financieras y la incertidumbre siguen afectando a Rusia desde el punto de vista de los flujos de capital, a medida que se detiene la inversión extranjera directa en Rusia desde Occidente y la salida de capitales de Rusia pinta aparentemente tan mal que el banco central ruso ya ha hecho circular la idea del control de capitales, al menos según fuentes creíbles, aunque el gobierno ruso ha negado que se esté plantando llevar dichas ideas a la práctica.
Este último factor deja claro que Rusia va a afrontar un reto enorme para financiar cualquier riesgo de agujero presupuestario por la reducción de los ingresos por petróleo a medida que se terminan de cerrar las principales fuentes externas hasta que se solucione el conflicto con Ucrania y los inversores vean el camino allanado hacia el levantamiento de las sanciones comerciales y financieras.
En adelante, es difícil discernir qué podrá hacer que se reduzca la presión sobre el rublo ruso frente al dólar estadounidense, más allá de dos factores: en primer lugar, una solución general y los primeros pasos hacia la resolución financiera, comercial y militar del conflicto.
En segundo lugar, ya que el primer factor podría incluso no ser suficiente, el fortalecimiento del dólar tendría que terminar, algo que solo será probable si la Fed se da cuenta en algún momento de que el fortalecimiento de la divisa se ha convertido en una amenaza para la economía estadounidense o que supone un riesgo de deflación y la Fed acaba dando marcha atrás en su plan previsto de subidas de tipos.
Esto supone un riesgo en algún momento, pero probablemente ahora es demasiado pronto para este tipo de resultado.
Hasta entonces, si los precios del crudo siguen en estos niveles o por debajo y empeora más aún la situación en los principales parqués del mundo, el rublo podría mantenerse en una espiral negativa durante algún tiempo, hasta acercarse posiblemente al nivel de 45 en el par dólar/rublo o por encima en los próximos seis meses, salvo que el gobierno ruso y el banco central decidan llevar a cabo una cara intervención o un régimen de control de capitales.