Los días en que los Bancos Centrales publican sus comunicados de política monetaria suelen ser muy esperados y analizados. Mucho más cuando se sabe de antemano que habrá novedades de importancia y, por tanto, cambios de igual relevancia en las cotizaciones.
Tal es el caso de lo que se espera en la fecha por parte del Banco Central Europeo, que en forma desdoblada -comunicado oficial a las 7:45 del este y conferencia de prensa desde las 8:30-, dará a conocer las medidas largamente esperadas por los mercados. ¿Cuáles son? Pues, en principio, el presidente Draghi podría anunciar un recorte de tipos de interés adicional a lo que ya implementó el año pasado, y que por lo visto evalúa insuficiente; pero a la vez, ampliaría el monto del plan de estímulo que hace un año puso en marcha, y que motivó que en ese momento el euro alcanzara su mínimo de 12 años, en 1,0460. Claro que aquella vez el plan coincidió con la enésima crisis de Grecia, que terminó como era previsible: ganando tiempo y haciendo borrón y cuenta nueva.
El problema ahora es más complejo. Se han colocado no menos de 720 mil millones de euros en el circuito vía la compra de bonos, y poco ha cambiado. Podríamos decir que la situación en materia de inflación es aún peor. Luego de una cantidad de meses de inflación exigua pero con tasas positivas, en febrero volvió a situarse por debajo de cero, lo que sugiere que los riesgos de entrar en una deflación total se mantienen como si el plan jamás hubiera existido.
Los recortes de tasas tampoco han sido suficientes, aún cuando ya son negativas. De modo que Draghi y su equipo se encuentran ahora a la búsqueda de nuevas soluciones, que no parecen fáciles de alcanzar. La baja del petróleo es excusa, pero no motivo. Europa no logra recuperar el ritmo, a pesar de que Alemania, su motor, no va nada mal.
¿Qué esperar entonces de un día como éste? Pues, en principio, una baja del euro. No tan profunda como la de marzo de 2015, pero sí importante. El nivel de los 1,0820 aparece en el horizonte, y no tan lejano, y tampoco los 1,05, el mínimo del 3 de diciembre, cuando el propio Draghi intentó, sin éxito, recuperar algo de terreno extendiendo los plazos del plan, pero no las cantidades. Prueba y error, que esa vez fue error.
¿Y si nada de lo que se espera que pase sucede? Habrá que apurarse en comprar euros, aunque esto aparece poco probable. De todas formas, es un error pensar en una caída lineal de la divisa única. Cuando algo está tan anunciado, se sabe que pasa a cuenta gotas o no pasa.
El resto del mercado espera los anuncios para reaccionar. A la libra esterlina, en caso de una baja del euro, no le será fácil mantener su recuperación de los últimos días, en tanto el yen aparece algo más lejano de la contienda. El franco suizo, finalmente, oscila a la par del euro, aunque luce algo más fuerte que este en estos días.
La agenda del día la completan las peticiones semanales de desempleo, aunque esta vez no tendrán mucho impacto. Draghi está en el foco de los mercados casi de forma exclusiva.