En mi artículo titulado “Fuera del sector financiero hasta conocer los resultados de 2016” daba unas pinceladas sobre las posibles implicaciones que tiene para la banca cotizada la aplicación de la circular 4/2016 de Banco de España. Por supuesto, después de haber conocido el resultado de la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, me reafirmo en mi opinión sobre un sector que no vive sus mejores momentos.
Ahora bien, siempre defendí y seguiré defendiendo, incluso a toro pasado, la utilización de tipos mínimos en las operaciones de activo de la banca. Además, estoy entrenado, pues no saben ustedes la cantidad de cenas donde he tenido que aplicar la “teoría de la opinión contraria” y discutir con la gran mayoría de comensales.
Por supuesto, la sentencia beneficia a centenares de miles de españoles, entre ellos, a economistas, asesores fiscales y profesionales perfectamente formados en cuyas reclamaciones alegaban falta de transparencia, sí señores, lo he visto con mis propios ojos. A esos les expulsaba yo de sus colegios profesionales por ignorantes y falta de cultura financiera. ¿O es que están aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid? ¿Dónde quedó la ética profesional?.
En esas cenas agitadas de las que les hablaba antes, siempre pongo los mismos ejemplos, pues si abrimos un poquito los ojos, nuestra vida está repleta de cláusulas suelo.
- Cuando voy al súper y me tengo que llevar una malla de limones cuando yo sólo quiero dos, eso es una cláusula suelo.
- Cuando te subes a un taxi, y sólo por preguntarte a dónde vas, baja la bandera, eso es una cláusula suelo. Si, efectivamente, si el taxista sólo recorre 100 metros te cobra un mínimo, su cláusula suelo.
- Cuando te vas de vacaciones y te viene el recibo del agua o la luz, y te dices… Pero bueno, si estuve fuera todo el mes!!! cómo es posible que paguemos esta cantidad!!! porque se trata de una cláusula suelo, consuma lo que consuma usted paga un mínimo.
- Cuando pides pizza por teléfono y te dicen que no te llevan una pizza y un refresco porque el pedido mínimo es de 15 euros, eso es una cláusula suelo.
No me quiero alargar, porque los ejemplos son múltiples, piensa y seguro que se te ocurren muchos otros que no he contemplado aquí.
Sinceramente, pensaba que la sentencia limitaría en el tiempo la retroactividad de su aplicación a mayo de 2013, una decisión que hubiese contentado a unos y a otros. En cambio, y si de justicia hablamos, no me parece una sentencia justa, en el sentido de que había alternativas a la contratación de este producto.
Por un lado, los hipotecados podían haber elegido un tipo fijo en sus contrataciones, pero no, muchos preferían un tipo variable porque les resultaba más beneficioso.
Y por otro lado, ¿qué habría pasado si los tipos de interés hubiesen subido? Pues que todos estaríamos sacando pecho en esas cenas que comentaba antes porque estábamos pagando un techo del 7% cuando el mercado está en el 10%. En esa situación sí que seríamos listos, muy listos.
Me gustaría ver la cara de Mario Draghi, que no sabe ya qué hacer para que la banca preste como para que ahora pongan palos en las ruedas del carro del crecimiento económico.
Y como concluyo en mis cenas, cuando no hago entrar en razón al resto, “todos pagaremos los platos rotos, porque a un estrechamiento insoportable del margen de intereses, a la banca no le queda otra que actuar en el siguiente nivel de la cuenta de resultados, el neto de comisiones. Por tanto, veremos cómo empiezan a cobrarnos por servicios que hasta ahora nos ofrecían de forma gratuita”.
Tiempo al tiempo, ¿o alguien se iba a imaginar hace dos años que tendría que pagar una comisión por sacar dinero del cajero?