Análisis realizado al cierre del mercado estadounidense por Kathy Lien, directora general de Estrategia FX en BK Asset Management.
Faltan tres semanas para las elecciones presidenciales de Estados Unidos y los inversores finalmente están empezando a sentir el nerviosismo. Las acciones se vendían este miércoles por segunda jornada consecutiva, lo que hace descender las monedas en el proceso. Ésta será la carrera presidencial más dramática de la historia reciente y, aunque la mayoría de las encuestas muestran a Joe Biden en cabeza, los inversores no se fían de las urnas desde el chasco de 2016.
En las últimas semanas, acciones y divisas subían con la esperanza de que algún tipo de estímulo se aprobara antes o poco después de las elecciones. Sin embargo, en esta etapa, parece cada vez más improbable. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ha afirmado repetidamente que la oferta de estímulo de Trump es manifiestamente inadecuada. La venta de acciones de este miércoles fue provocada por el pesimismo del secretario del Tesoro, Steven Mnuchin —tras otra teleconferencia con Pelosi, admitió que sus posturas siguen muy alejadas en ciertos temas y que será difícil hacer algo antes de las elecciones. Esto sugiere que se esforzará más por conseguir que el Congreso permita que el Gobierno toque los fondos del Programa de Protección de Cheques no utilizados. Mientras tanto, cuanto más tiempo se retengan las nuevas ayudas a los estadounidenses, más difícil será que continúe la recuperación. Durante las próximas 48 horas, veremos si esa desaceleración ha comenzado con las encuestas del sector manufacturero de Empire State y de la Fed de Filadelfia que se publican el jueves y las ventas minoristas del viernes.
El dólar estadounidense descendía este miércoles con respecto a las demás monedas principales, con la excepción del dólar canadiense. A pesar de los buenos datos y la subida de los precios del petróleo, el par USD/CAD encontró soporte por encima de 1,31. El dólar australiano se recuperó a pesar del descenso de la confianza de los consumidores, pero el movimiento del dólar neozelandés estuvo justificó por las positivas declaraciones del vicegobernador del Banco de la Reserva de Nueva Zelanda, Christian Hawkesby, que dijo que algunos datos económicos han sorprendido al alza. Aunque Australia y Nueva Zelanda tienen sus propios problemas (el banco central neozelandés va en serio con lo de los tipos de interés negativos), el hecho es que Australia ha reportado sólo 24 nuevos casos de coronavirus y Nueva Zelanda dos —en un momento en que los casos de Estados Unidos superan los 50.000 al día, Francia supera los 10.000 al día y los casos en Italia ascienden ya a más de 7.000—, de manera que las perspectivas para los dólares australiano y neozelandés son más halagüeñas en comparación.
La pandemia del coronavirus en Europa está empeorando rápidamente. Italia ha reportado máximos históricos diarios y Alemania se acerca también a los suyos. Francia ha declarado un estado de emergencia nacional que implicará toques de queda en las principales ciudades francesas. Como dijimos ayer, la economía de la eurozona se verá duramente golpeada por la segunda oleada. Veremos pruebas importantes de esto el mes que viene cuando se publiquen los datos de octubre. Por ahora, seguimos creyendo que el camino de menor resistencia para el euro es a la baja.
Se avecina la fecha límite del Brexit del 15 de octubre, y la libra esterlina sigue subiendo considerablemente, ganándose el título de moneda de mejor actuación del día. La divisa británica ha demostrado ser notablemente resistente a pesar del rebrote del COVID, la amenaza de un cortocircuito si su sistema estratificado no funciona y un Brexit duro. Los inversores siguen siendo optimistas pues se aferran a los indicios de que el Reino Unido no se rendirá en las conversaciones del Brexit. Las negociaciones están entrando en una etapa crítica y creemos que el mejor escenario probable es que se posponga la fecha límite.