Fue una jornada de escasos movimientos. Tras los récords del viernes del S&P 500 y del Nasdaq (el lunes Wall Street no abrió por el feriado del Día en Memoria de los Caídos), ayer las bolsas registraron moderadas caídas, arrastradas sobre todo por el descenso del precio el crudo y el gas natural y, en consecuencia, las empresas energéticas. No fue nada del otro mundo en otra jornada donde el presidente Donald Trump volvió a verse mal.
Desde temprano, a través de un tuit, atacó a Alemania: uno, por el elevado déficit de Estados Unidos con el país germano; y dos, porque los teutones no pagan lo que deberían a la OTAN. El tuit lo soltó cuando la canciller alemana, Angela Merkel, daba una conferencia conjunta con el primer ministro de la India, Narendra Modi, con quien llegaba a acuerdos de cooperación, entre ellos el Acuerdo de París destinado a combatir el cambio climático. Por otro lado, el director de comunicación de la Casa Blanca, Mike Dubke, anunció el martes su renuncia menos de tres meses después de asumir el cargo, al parecer desalentado por el descontrol de información que existe en la Casa Blanca, donde el presidente Trump emite sus propios comunicados a través de Twitter y donde las noticias sobre la trama rusa han generado mucha confusión.
Sin embargo, lo realmente importante, en términos políticos, será la posible comparecencia del exdirector del FBI, James Comey, en el Comité de Inteligencia del Senado. De momento, no se sabe cuándo comparecerá ni si será obstaculizada por la Casa Blanca o por el Departamento de Justicia. Esas revelaciones sí pueden ser fundamentales para un posible “impeachment” y, por tanto, para el futuro político de Trump y el devenir de los mercados financieros.
Pero ayer no pasó casi nada: pocos movimientos y marginales retroceso al cierre. Al final de la sesión, el Dow Jones perdía un 0.24% para terminar en los 21,029.47 pts en tanto el Nasdaq cedía un 0.11% a los 6,203.19 pts y el S&P 500 un 0.12% a los 2,412.91 pts. Así se cortó, tanto para el S&P’s 500 como para el Nasdaq, una racha de siete jornadas consecutivas de ganancias.
El martes hubo datos económicos importantes. Sin embargo, vinieron mayormente en línea con lo pronosticado, por lo que tuvieron escaso impacto. Se publicó el ingreso personal, el cual aumentó un 0.4% en abril, y el gasto personal, que también se incrementó un 0.4% en abril. Aquí la buena noticia fue que el dato de marzo fue revisado al alza, de 0.0% a 0.3%, por lo que el PIB del primer trimestre también podría ser revisado al alza. Todo indica, por tanto, que tras un inicio de año lento, el consumo privado, en efecto, ha ido ganando fuerza. En términos reales, que es como se computa en el PIB, el gasto de consumo personal creció un 0.2% en abril, comparado con 0.5% en marzo (revisado de una lectura preliminar de 0.3%).
En ese mismo reporte, se publican los indicadores de precios favoritos de la Fed: el deflactor del gasto de consumo personal. En abril, el deflactor aumentó un 0.2%, lo que significó que la tasa anual se desacelerara de 1.9% en marzo (revisado al alza de 1.8%) a 1.7%. Por tanto, la cifra está aún por debajo del objetivo de 2.0% de la Fed, en un nivel relativamente confortable y sin presiones que parezcan amenazarla de manera agresiva. Mejor aún está el deflactor subyacente del gasto, excluyendo alimentos y energía: se incrementó un 0.2% en abril, lo que arrojó una tasa anual de 1.5%, por debajo de la tasa de 1.6% en marzo.
Por tanto, y en lo que se refiere a los datos duros, la economía estadounidense recibió buenas noticias: el consumo ha ido fortaleciéndose, lo que contribuirá a un crecimiento más firme del PIB, en tanto las presiones inflacionarias se atenuaron ligeramente en abril. También hoy se publicó la confianza del consumidor del Conference Board de mayo, la cual tras alcanzar una cifra de 124.9 en marzo, un máximo desde el año 2000, se ha reducido tanto en abril (119.4) como en mayo (117.9). El dato de mayo resultó inferior a lo esperado por el consenso (119.5).
Más que los datos, lo que movió al mercado fue el petróleo. El barril de WTI bajó un 0.5% y el del Brent un 1.1%. Eso fue suficiente para que las acciones del sector energético fueron las peores en esta jornada: se hundieron un 1.3%. Schlumberger (NYSE:SLB) perdió un 1.9%, Pionner Natural Resources un 3.0%, EOG Rersources un 1.8%, Devon Energy un 3.7% y ConocoPhillips (NYSE:COP) un 1.2%. En el Dow Jones, Exxon Mobil (NYSE:XOM) disminuyó un 0.6% y Chevron (NYSE:CVX) un 0.6%. Por tanto, si alguien pudo romper la racha de subidas fueron las petroleras. Junto con ese sector, bajó el financiero (-0.8%) o el de bienes inmobiliarios (+0.3%). En el otro lado del espectro, el mejor sector fue el de servicios de telecomunicaciones (+1.4%) seguido del de servicios públicos (+0.3%).
Por otro lado, no sólo fue, dentro de las materias primas, el petróleo: el gas natural se desplomó un 4.9%, el oro un 0.5% y el aluminio otro 0.5%. El cobre cerró prácticamente sin cambios, y la plata se apreció un 0.4%.
Mientras las materias primas, en general, bajaban y las bolsas cedían algo de terreno, se beneficiaron los bonos del Tesoro. Así, la tasa de 10 años de Estados Unidos se redujo en 4 pbs a 2.21%. El índice del dólar spot de Bloomberg acabó casi sin cambios: la libra se depreció un 0.8% y el peso mexicano un 0.3%. Pero avanzaron con fuerza el dólar neocelandés (+1.2%) y el yen japonés (+0.9%). El bitcoin se redujo un 2.4% a 2,251 dólares.
Finalmente, Europa también acabó con caídas: perdió el Dax de Fráncfort (-0.2%), el Cac 40 de París (-0.5%) o el Ibex-35 de Madrid (-0.1%). El Ftse-100 de Londres perdió un 0.3%.