El BOJ sorprendió al mercado a finales de enero con nuevas medidas expansivas, incluyendo tipos de interés negativos para el exceso de liquidez de la banca.
El jueves pasado el BCE también sorprendió al mercado con nuevas medidas expansivas, más agresivas de lo esperado, incluyendo un recorte adicional de tipos (refinanciación y depósito).
Al final, en ambos casos con referencias de tipos de interés en negativo.
¿Positivo para las bolsas? Bueno, la experiencia reciente de Japón no ha sido definitiva para responder a esta cuestión.
Pero, por lo que vemos hasta el momento tampoco se puede concluir (si acaso lo contrario) que estas medidas hayan favorecido un descenso de las monedas.
Según vemos en el gráfico anterior, considerando aquellos países con tipos de interés en negativo, la evolución de su bolsa está correlacionada de forma inversa con la evolución de la moneda. Al final, es la depreciación de la moneda la mayor ventaja relativa en términos de económicos (y la bolsa se nutre de expectativas macro) de poner tipos de interés en negativo. Podemos ser escépticos sobre el impacto de las medidas monetarias excepcionales en términos de inflación y condicionar el impacto macro económico a la evolución a la baja de las monedas. Y como hemos visto de forma reciente en el caso de Japón y la zona EUR, las monedas de ambas zonas han mostrado una mayor resistencia de lo esperado pese a la referencia de tipos en negativo.
Llegados a este punto, la gran pregunta: ¿realmente las nuevas medidas expansivas de los bancos centrales suponen tantos riesgos financieros como muchos temen? Me refiero a excesos en la valoración de activos financiero, más que su impacto en términos de excesos en otros mercados como el residencial (lo dijo una fuente del Gobierno alemán a finales de la semana pasada).
Bueno, quizás sea demasiado pronto para responder a esta cuestión. O quizás hagan falta más medidas expansivas para justificar este temor a plazo. Veremos.