Ha quedado claro que el Bitcoin no protege contra un cambio de política monetaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Ante la posibilidad de dicho cambio se movió en la misma dirección que el S&P 500, pero con una caída mucho mayor.
Ahora también sabemos que no protege ante un incremento de la tensión geopolítica como lo hacen los refugios habituales (oro, dólar, bonos, franco suizo) y que, de hecho, en los momentos de mayor tensión bélica ha venido a caer tanto como el índice bursátil de referencia, el SP 500. Al menos en los vividos hasta la fecha.
En honor a la verdad hay que decir que el rebote que ha tenido desde mínimos ha sido muy potente y superior al del S&P 500 y al de los índices europeos. Además estos últimos han caído bastante más.
Queda claro que, a efectos de refugio en momentos de pánico, el oro “de toda la vida” lo hace mucho mejor que el “nuevo oro” que se suponía que era el Bitcoin. Lo vemos en el gráfico n.º 5. Y aquí solo se coge el momento inicial de la guerra. Esa tendencia ha ido a mucho más, hasta el punto de que el oro ha llegado a subir un 8 % como consecuencia del conflicto bélico mientras que el bitcoin en todo momento ha estado en negativo.
En cambio sí se ha mostrado útil para las víctimas de un corralito, en este caso las víctimas rusas. En primer lugar porque se ha mostrado esquivo frente a los controles de capitales y la sanciones externas, en segundo porque, como vemos en el gráfico número 6, subió claramente su valor en rublos, aunque también hay que aclarar que subieron mucho más el dólar o el franco suizo.
La diferencia es que en estas dos divisas ha sido imposible realizar transacciones mientras que en el Bitcoin sí ha sido posible. Un dato interesante a tener en cuenta frente a futuros corralitos, aunque suponemos que las autoridades habrán tomado nota e intentarán evitarlo. Pero es complicado controlar las transacciones en Bitcoin.
Argumentarán ustedes que eso también ha ocurrido con el dólar o con el euro. La diferencia es que los rusos, como consecuencia de las sanciones, tienen muy difícil cambiar rublos por dólares, euros o cualquier otra divisa occidental.
A día de hoy los responsables financieros de las sanciones a Rusia no han encontrado todavía la forma de controlar de forma efectiva las transacciones en Bitcoin, lo cual es lógico, puesto que una de las características de las cripto es que puedan moverse fuera del sistema tradicional.
Estoy seguro de que los rusos que cambiaron sus rublos por criptomonedas están encantados de haberlo hecho y por lo tanto hay que reconocer que el Bitcoin u otra cripto puede ser una buena protección frente al control de movimiento de capitales, más conocido como “corralito”.
Nos queda por ver qué tal funcionan las criptomonedas o el Bitcoin en particular si en algún momento se pierde la confianza en un banco central. Hemos visto que no sirven para hacer frente a la decisión de un banco central de subir los tipos de interés. Lo que no sabemos es cómo lo haría una criptomoneda si en un momento dado el mercado perdiera la confianza en lo que hace un banco central o una divisa. Esperamos que pase mucho tiempo antes de que podamos comprobarlo.