El principal índice de volatilidad, el Vix, cotiza en niveles mínimos desde 1993. ¿Es posible que el mercado nunca haya estado tan tranquilo en los últimos 24 años? Lo cierto es que vivimos en un alto estado de complacencia, alimentado porque los focos de incertidumbre, política básicamente, se han ido apagando.
La ausencia de riesgos en Europa está siendo cotizada debido a la victoria de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales de Francia. El sentimiento europeísta se ha hecho con el poder en la segunda economía de la eurozona, empujando a la amenaza populista a un segundo plano.
Esto, ha coincidido con un entorno económico de crecimiento global sincronizado por primera vez en años. EE.UU. y Europa presentan robustos datos macroeconómicos e, incluso China, cuyo hard landing ha sido tan temido por el mercado, también muestra señales de fortaleza.
Además, por el lado empresarial, la temporada de presentación de resultados del primer trimestre está contribuyendo al optimismo. Los beneficios están aumentando hasta un 10% frente a un año antes en EE.UU. y Europa, y el crecimiento de los ingresos es de alrededor del 5% al 6%, con perspectivas positivas para las grandes empresas.