Parecería que Estados Unidos anda con muchas ganas de convertir al escenario de tipos bajos en uno eterno e infinitamente complaciente. Cuando uno observa la reciente dinámica de la curva de tipos en Estados Unidos queda claro que el mercado de renta fija mundial ha decidido prolongar el horizonte de tasas bajas.
El año 2014 comenzó con los tipos a diez años en el 3% y por entonces todo parecería indicar que, lenta pero implacablemente, las tasas comenzarían a subir hacia un nuevo equilibrio con consecuencias muy negativas para emergentes.
En ese entorno, parecía que la mejor ventana de la crisis internacional en materia de tasas se le estaba yendo a Argentina. Recordemos que el mínimo en la tasa de diez años fue 1,64% y hoy en día no estamos tan lejos dado que su nivel ronda el 2,50%.
También Argentina hoy en día rinde en casi toda su curva soberana un 11% por lo que si se mantuviese el entorno de tasas bajas, las posibilidades para acceder a un mercado de deuda internacional seguirían intactas por mucho más tiempo de lo que meses atrás se pensaba.
Que la tasa de diez años americana baje 50 puntos básicos no es un detalle que pase desapercibido en ninguna parte del mundo y más aún cuando la observamos en niveles casi de mínimos históricos. Para ser claro: todo lo que pasa en los mercados internacionales depende directa o indirectamente del nivel de la tasa de diez años en EE.UU.
Precisamente, esta renovada baja de tasas ha realimentado nuevamente el carry-trade de emergentes, no es casual observar que la generalidad de las monedas emergentes desde inicios del año hayan exhibido una sustancial apreciación o que los mercados de acciones emergentes hayan tenido un rendimiento relativo superior al del S&P 500.
Lo que desde mediados del 2013 parecía ser una amenaza de una Reserva Federal en retirada con el consecuente empinamiento en la parte larga de la curva americana y por lo tanto con un potencial éxodo de dólares desde emergentes hacia Estados Unidos, parecería haberse revertido en las últimas semanas con una sorprendente agresividad.
La reciente baja en la tasa de diez años parecería indicar un mercado que se convenció nuevamente de que a pesar del fin de QEIII a fines del 2014, seguiremos en presencia de una Reserva Federal totalmente comprometida a asegurar una y otra vez un entorno de muy largo plazo con tasas históricamente bajas aun cuando esto pareciese desafiar al sentido común más básico.
Si este escenario se consolidase, es posible que para el 2016 la tasa de diez años en vez de estar en 5% siga rondando el nivel sub-4% y si este escenario finalmente se diese, implicaría que Argentina tiene mucho tiempo más para bajar sus rentabilidades y una vez convalidada esa baja intente acceder a un mercado de bonos que está ávido de retornos.
Si por muchos años más de los que originalmente pensábamos, se mantiene un escenario de tasas internacionales colapsadas, la compresión de la prima de riesgo de Argentina podrá ser más probable y más rápida y en ese entorno entonces me pregunto por cuánto más el mercado verá a un bono Par operar en la zona de 40/45 rindiendo 11% cuando Ecuador/Bolivia/Perú por ejemplo, lo hacen en torno al 5%.
Conclusión: ¿puede ser que otra vez la suerte vuelva a estar del lado de Argentina a pesar de haber dejado pasar siete años de tasas históricamente bajas?