Después de una semana de datos macro y acciones de política monetaria relevantes, aunque contrarios a los intereses de los inversores bursátiles, los índices bursátiles mostraron de nuevo su capacidad de superación asistida y terminaron otra semana más en tono positivo.
El tecnológico Nasdaq consiguió estabilizarse tras el varapalo del viernes anterior, el día 9 cayó con la mayor dureza de 2017, y no ha conseguido recuperar los niveles máximos de entonces, aunque sí ha respetado referencias técnicas de soporte de corto plazo evitando continuidad en el proceso de ventas.
Una continuidad bajista presumiblemente pospuesta o temporalmente arrestada pero no eliminad, según indican los técnicos y quizá trasladada unas sesiones en atención al tradicional maquillaje de cotizaciones ligado al vencimiento de derivados trimestral que se produce esta semana.
La subida de tipos del miércoles fue marginal, de 0,25 puntos, siguiendo con la línea telegrafiada de subidas lentas y graduales. No obstante, se llevó a cabo en ausencia de signos de calentamiento de la actividad económica o de presiones inflacionistas y además con unas expectativas de inflación USA cayendo y en tendencia adversa para los intereses normalizadores de la Fed.
Los bancos centrales además de controlar la masa monetaria y mantener bajo control los mandatos duales -paro e inflación-, tienen la misión de comunicar sus perspectivas e intenciones en política monetaria o de gestionar expectativas.
Los intentos de “gestionar” expectativas por parte de la fed se muestran esquivos frente a las expectativas que manejan los mercados o expertos, quienes disponen de mares de datos, capacidad de análisis y criterio suficientes como para proyectar el futuro de forma generalmente más acertada que la Fed.
El comportamiento de los Bond Vigilantes es un claro ejemplo de divergencia de opiniones y aciertos más del lado del mercado que de las autoridades.
Es una incómoda realidad y genera impotencia entre las autoridades monetarias que, después de 8 años de políticas ultra expansivas, no han logrado el crecimiento y estabilidad económica ni la inflación deseados.
Observando el estrepitoso error de cálculo, copiado del otrora criticado modelo QE inventado por el Banco de Japón a principios de los años 90, o el mantra empleado por la Fed desde hace años, “la inflación está a la vuelta de la esquina”, parece llegada la hora de decidir nuevas vías de actuación. Asombra su ingenio.
La última ocurrencia, citada por la Sra Yellen en el FOMC de la semana pasada, consistiría en elevar el umbral de inflación que manejan para modular la política monetaria, con el fin de incidir en las expectativas.
- “an emerging debate over raising global inflation targets “one of the most important questions facing monetary policy,”
Las autoridades monetarias podrían estar valorando la posibilidad de subir el objetivo de inflación en uno o dos puntos, desde el 2% actual, con la esperanza de que los agentes económicos no esperen actuación inmediata de la Fed cuando quiera que la inflación brote y por tanto, contemplen la posibilidad de que sin la Fed controlando la inflación pudiese dispararse como el mago de la lámpara.
Un cuento que valoran para eventual introducción a partir de principios de 2018.
El Sr Ryan Sweet, analista de Moody’s Analytics recomienda astucia a la Fed en su propósito de desplazar su objetivo de inflación si no quiere perder un nuevo cartucho de confianza:
- “The Fed would have to clearly and convincingly communicate the rationale for raising the inflation target and the potential economic benefits. Otherwise the central bank will lose in the court of public opinion.”
Confianza es uno de los principales valores y herramientas que poseen los bancos centrales. La concatenación de errores de cálculo, de proyecciones económicas y de política en los últimos años, sumados al castigo que supone a represión financiera en marcha, resta adeptos y ciegos defensores de la causa de las autoridades, además de detraer grados de confianza al común de los inversores.
Realmente, el mantra de la “inflación a la vuelta de la esquina” no es otra cosa que buenas intenciones y FedSpeak, cuando las posibilidades reales son exiguas.
Transcurridos 28 años desde el pinchazo conjunto de las burbujas inmobiliaria y financiera en Japón, la inflación nunca ha regresado a escena ni tampoco el crecimiento económico.
El BOJ esperaba un brote inflacionista derivado de la presión salarial que usualmente generan las situaciones de pleno empleo, sin embargo, tampoco han acertado.
El paro en Japón es estructuralmente bajo y ahora que se sitúa en el 2.8% se presenta aún insuficiente para originar tensiones en el mercado laboral, mayores salarios ni traslado alguno a la inflación.
La inflación nipona permanece en mínimos y alternando con fases de deflación desde el pinchazo de las burbujas gemelas en 1989, ante los ojos atónitos de sus majestades los Bankgsters del BOJ cuyos ingenios han consistido en ampliar las medidas QE o mantener políticas de tipos ZIRP -Zero Interest Rate Policy- y ahora NIRP -Negative Interest Rate Policy- sine die.
La baja productividad, amenaza demográfica, trampa de liquidez, sobre endeudamiento, excesos de capacidad o globalización, son factores potentes y alineados en configurar un combinado perfecto para un futuro comandado por la desinflación.
La normalización o subida de tipos en curso se centra en recuperar munición de política monetaria para poder combatir un futuro revés de la economía, no en un movimiento de política para controlar calentamiento económico o inflación en tendencia instauradamente alcista.
Sin haber conseguido un PIB fuerte ni tampoco salir de la desinflación, la subida de tipos choca con un problema de aplanamiento de curva. Los inversores y Bond Vigilantes desconfían de las esperanzas de la Fed, compran bonos y sube el precio, baja la rentabilidad, tal como anticipamos en invierno y diseñamos exitosa estrategia de compra, aún abierta.
De manera que la Fed está normalizando, sube los tipos oficiales -de corto plazo-, mientras que los tipos de largo plazo están cayendo, aplanando la curva de tipos.
La curva de tipos plana indica que el mercado no confía en la mejora económica ni descuenta brotes de inflación, es una condición que aumenta significativamente las posibilidades de ralentización económica y recesión en plazos de 12-18 meses.
El Fedspeak y comunicados repletos de optimismo e ilusiones económicas a futuro, es cada vez menos creíble, no es sólo que numerosos expertos lo manifiesten sino que los indices de sorpresas económicas están en caída libre y registrando mínimos post crisis.
Los activos cotizan en función de la evolución de estas realidades y desencuentros y ahora más que nunca también en respuesta a la firme determinación de la Fed por manipular las cotizaciones, enmascarar la realidad subyacente y prevista y aparentar una sensación de normalidad figurada.
Los metales son también activos directamente relacionados con la acción de las autoridades, los inversores confían en un largo proceso de alzas del precio del oro y plata, recomendamos cautela y aprovechar las oportunidades que hoy brinda recomendadas a nuestros lectores suscritos.