Marga Zambrana
Pekín, 14 abr (EFE).- El año 2012 no sólo marca el fin del mundo
según el calendario maya y los gurús de Hollywood, sino también el
del estallido de la burbuja inmobiliaria china, en opinión de uno de
los analistas más brillantes de Asia, Andy Xie.
"Cuando vuelva la inflación, el gobierno chino se verá forzado a
subir los tipos de interés. Cuando los préstamos se encarezcan, el
precio de la vivienda en los niveles de hoy no será sostenible y se
producirá una marcada corrección. Mi intuición es que eso sucederá
en 2012", señaló Xie en un encuentro con periodistas en Pekín.
Su teoría está apoyada en las fluctuaciones demográficas de la
historia reciente de China: en la década de 1950, el presidente Mao
Zedong pidió al pueblo tener más hijos para reforzar la población y
"las 'madres heroínas' con diez hijos incluso podían encontrarse con
Mao", rememoró el economista.
En los años 70, la generación de ese "baby boom" estaba en la
adolescencia, y el resultado fue la Revolución Cultural; en los 90
entraron en el mercado laboral y ayudaron a mantener la inflación y
los salarios bajos, explicó.
"Ahora que están abandonando el sector laboral, los salarios
empezarán a subir, y con ellos, la inflación", vaticinó Xie.
Para quienes ponen en duda la existencia de la burbuja, entre
ellos los funcionarios, Xie recomienda "ir a visitar todos los
apartamentos vacíos que hay en cada provincia china".
En efecto, la tendencia sigue siendo al alza, a la luz de los
datos publicados hoy por el Buró Nacional de Estadísticas: en marzo
la vivienda subió un 11,7 por ciento en las principales ciudades del
país a pesar de las políticas del gobierno para frenar el auge de
precios.
Las cifras más escandalosas las registra la isla meridional china
de Hainan, con récords de un 64,8 por ciento de alza para la
vivienda nueva en Haikou, la capital, y de un 50,4 por ciento para
la de segunda mano en marzo, después de que en diciembre el gobierno
local decidiera convertir la isla en un centro turístico
internacional.
El sector inmobiliario chino vive una burbuja sin precedentes
después de que Pekín flexibilizara la concesión de créditos el año
pasado para hacer frente a la crisis, con subidas históricas de
precios como el 30 por ciento del pasado enero.
El precio de la vivienda china es 27 veces superior al de los
ingresos medios de los ciudadanos del país, cinco veces más que la
media mundial; la renta per cápita anual en China es de unos 1.500
dólares en las zonas urbanas, mientras que el metro cuadrado en
Pekín supera los 3.000 dólares.
Al mismo tiempo, el Ministerio de Finanzas publicó hoy los
beneficios por venta de terrenos en 2009, que aumentaron un 43,2 por
ciento hasta los 208.000 millones de dólares (153.000 millones de
euros), como efecto de las políticas gubernamentales para estimular
la economía frente a la crisis.
Las comisiones por estas transferencias son la principal fuente
de ingresos de los gobiernos locales de China, que también son los
principales beneficiados por la burbuja inmobiliaria, después de que
el precio de la vivienda se duplicara en 2009, a pesar de la crisis.
Según Andy Xie, "la propiedad en China es un negocio del
gobierno. Muchas promotoras inmobiliarias son propiedad de los
gobiernos locales. La propiedad es la más importante fuente de
ingresos del gobierno", explicó en su conferencia.
"El gobierno está atrapado en un círculo vicioso. Los precios de
la propiedad suben, lo que significa que las promotoras piden más
tierra para construir. Para afrontar la demanda, los gobiernos
locales tienen que expropiar a los residentes. Y los residentes
piden una compensación alta para comprar una nueva vivienda".
Como consecuencia de estas compensaciones, el gobierno se
encuentra endeudado de forma masiva, por lo que necesita vender la
tierra a precios muy altos para recupera sus costes, hasta que el
círculo finalice en dos años, concluye Xie. EFE