Nueva York, 8 feb (EFE).- El ex consejero delegado de Merrill
Lynch John Thain, un conocido directivo financiero que también ha
ocupado altos cargos en Goldman Sachs y la Bolsa de Nueva York, se
estrenó hoy como máximo responsable ejecutivo del banco CIT, que
salió de una breve bancarrota hace dos meses.
Wall Street comenzó la semana con esta noticia, que fue
comunicada por el banco el domingo por la noche, después de que su
Consejo de Administración decidiera ese mismo día un nombramiento
que tiene efecto inmediato.
Con esa decisión se ocupa el puesto de consejero delegado del
banco estadounidense, que hasta ahora ejercía de forma interina
Peter Tobin.
Thain, de 54 años, tiene ahora el encargo de liderar la
transformación de CIT para convertirlo en "un banco más dinámico y
comercial para las pequeñas empresas y los mercados de tamaño medio,
optimizando el modelo de negocio de la compañía", explica la propia
entidad en un comunicado.
"John es un ejecutivo de servicios financieros muy respetado y
que se ha mostrado como un líder excepcionalmente cualificado para
guiar a CIT en esta fundamental etapa", explicó en el citado
comunicado el presidente del Consejo de Administración de la
entidad, John Ryan.
Con su incorporación, Thain también deja atrás las controversias
surgidas a raíz de sus últimos tiempos al frente de Merrill Lynch,
después de que ese banco de inversión fuera adquirido por Bank of
America en pleno estallido de la crisis crediticia, en septiembre de
2008, con el apoyo del propio directivo.
Thain se vio forzado a dejar Bank of America en 2009 ante la
presión que supusieron los miles de millones de dólares que había
perdido Merrill Lynch, las lujosas reformas acometidas al mismo
tiempo en su propio despacho y las elevadas cuantías recibidas como
incentivos por algunos de sus directivos.
CIT, una de las mayores prestamistas a pequeñas y medianas
empresas de Estados Unidos, necesitó menos de seis semanas para
reorganizarse y abandonar la protección que confiere la legislación
estadounidense en materia de bancarrota, a la que se acogió el
pasado noviembre.
Esta firma, que tiene unos 60.000 millones de dólares en activos
y presencia en cincuenta países, fue la quinta mayor empresa de
Estados Unidos en declararse en bancarrota, por detrás de Lehman
Brothers, Washington Mutual, WorldCom y General Motors a raíz de la
crisis desatada en 2008.
Para salvarla de la crisis que sufría por su excesiva exposición
a préstamos hipotecarios con un alto perfil de riesgo, el Gobierno
de Estados Unidos tuvo que invertir en ella 2.300 millones de
dólares, aunque luego se negó a aportar más fondos.
Además, el financiero Carl Icahn se comprometió a apoyar el plan
de reestructuración de la entidad, que tiene más de cien años de
historia, con una inyección de mil millones de dólares.
El plan establece una reducción de la deuda en unos 10.500
millones de dólares, una reorganización del consejo de
administración, para que 7 de los 13 consejeros sean independientes,
y la emisión de doscientos millones de acciones nuevas que serán
repartidas entre acreedores del banco. EFE